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 domingo, 20 de agosto de 2006  
Perspectivas
Una lectura en psicoanálisis
"Diversas adolescencias" es el título del libro de Stella Maris Firpo que publica UNR Editora. Aquí se ofrece uno de sus artículos

Stella Maris Firpo

Si la teoría del trauma deja lugar a la teoría de las fantasías y plantea un modo de conocimiento en Psicoanálisis diferente del acumulativo, la lectura no puede ser pensada desde lo exacto o fidedigno en el intento de búsqueda de una verdad que se enarbolaría como unívoca e incuestionable.

El Psicoanálisis avanza definiendo problemáticas, relanzando enunciados teóricos, pero manteniendo siempre abierta la interrogación en la experiencia del análisis, alrededor de la relación del sujeto con su saber, el pasado y la sexualidad. Ideal de autocuestionamiento de sus saberes.

Del trabajo con las histéricas resulta una lectura: que hay un inconsciente que puede ser construido y leído. Se leyeron los sueños, los mitos, los textos literarios, todo ese conocimiento no autorizado por la ciencia de la época.

Freud en la carta 52 desarrolla un esquema anticipatorio de lo que posteriormente será el aparato psíquico concibiendo a lo psíquico como un proceso estructurado por varias capas de inscripciones que se diferencian al pasar de un sistema a otro. Pasaje que determinará retranscripciones periódicas, cambios en la modalidad de las inscripciones:

"Trabajo con el supuesto de que nuestro mecanismo psíquico se ha generado por estratificaciones sucesivas, pues de tiempo en tiempo el material preexistente de HM experimenta un reordenamiento según nuevos nexos, una retranscripción. Lo esencialmente nuevo en mi teoría es entonces la tesis de que la memoria no preexiste de manera simple sino múltiple, está registrada en diversas variedades de signos" (S. Freud)

Separación radical entre percepción y memoria. La percepción es función de un aparato pantalla que, para estar libre frente a la acción de estímulos ulteriores, dice no retener ni conservar nada de lo que lo alcanza mientras que la memoria implica que lo que alguna vez fuera percibido debe ser retenido e inscripto de alguna forma. Podemos preguntarnos cuál es la forma en que lo retenido se conserva ¿De qué materia está hecha la memoria? De la misma que el olvido. La memoria es al decir de J. L. Borges "esa moneda que no es siempre la misma". Hay en la lectura, como en la memoria, al menos en esa memoria que plantea el Psicoanálisis y Borges, movimientos de desligamientos, de superposiciones, de variaciones. Lacan retorna a Freud, a la letra Freudiana olvidada en su lugar de fundamento.

Si al Psicoanálisis se lo piensa como un conjunto de frases prolijas, ordenadas, cristalinas, dista bastante de lo que Freud planteaba y de lo que para él era una preocupación: no hacer sistema.

Se supone al psicoanalista haciendo permanentes silencios, cuando de lo que se trata es de la palabra. Se supone que debe tener una formalidad que dista mucho de la seriedad, convirtiéndose así al Psicoanálisis en lo que Freud nunca imaginó. El inconsciente es serio en el chiste, en lo no solemne ni convencional. Si el progreso del conocimiento no tolera la inalterabilidad de las definiciones el avance en Psicoanálisis no soporta las frases que hablarían supuestamente de una teoría completa, cerrada, definitiva. No hubo escrito Freudiano que no fuese revisado, cuestionado, que no tenga adiciones y sustracciones, puesto que no es sistema, tiene idas y venidas, avances y retrocesos, interpolaciones y modificaciones, no existiendo unidad libre de contradicciones.

"Callar sería comodidad o cobardía y perjudicaría al Psicoanálisis que revela públicamente los daños sufridos. Todo aquel que haya seguido otros movimientos científicos sabe muy bien que casi siempre suelen surgir disensiones y perturbaciones, quizás en algunos de estos movimientos se haya puesto más cuidado en mantener secretos tales trastornos. El Psicoanálisis que niega muchos ideales convencionales es más o menos sincero en esas cuestiones" (S.Freud).

Si la creatividad es casi un imperativo, la no invención es del orden de lo ofensivo para el Psicoanálisis. Crear es producir formas que ya no están en el otro.

"Resulta claro, en cambio, hasta qué punto para Lacan la pregunta por su praxis, la que engloba la transmisibilidad del análisis, y por lo mismo, que ni el endurecimiento o la burocratización de la institución, ni la dispersión -cuando por suerte ocurre- no son ajenos a esta praxis ni carecen de alcance teórico" (O. Masotta).

El Psicoanálisis es un discurso en la cultura que se entrelaza con otros, atravesado por otros, el interrogarse sobre las paradojas que surjan tal vez sin intentar resolverlas, sin limar los desencuentros, reconociendo sus convergencias sin caer en reduccionismos, sea un modo de compromiso del Psicoanálisis con la subjetividad de este tiempo.

El dispositivo del saber tiene el sello de lo provisional. Freud y Lacan avanzaron más allá del gusto o disgusto de un otro supuestamente absoluto al que no se dedicaron a completar.

La lectura no se puede reducir a pulir las diferencias de un texto, a limar sus asperezas, surge así lo que se institucionaliza como incriticable, incuestionable y no discordante.

Tomar a Freud no como ideal y sí como operador sería un camino posible haciendo de la relectura Freudiana una puesta de relieve una vez más de lo incómodo, molesto pero fundamentalmente escandaloso de su invención, de modo tal que el Psicoanálisis continúe haciendo su propio camino en el orden de la cultura. (...)

El texto Freudiano no se experimenta más que en un trabajo, su movimiento es constitutivo y tiene la fuerza de subvertir respecto de lo convencional.


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