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 domingo, 20 de agosto de 2006  
Stubrin no descarta el alejamiento de algunos dirigentes de la UCR
A pocos días de la cumbre partidaria, fustigó a gobernadores e intendentes que sintonizan con Kirchner

Javier Felcaro / La Capital

A menos de una semana de la convención nacional de la UCR, que sesionará en Rosario, Adolfo Stubrin, titular del máximo órgano del centenario partido, desestimó una ruptura, aunque no descartó "ciertos desprendimientos" de la fuerza.

También confirmó a La Capital el desembarco de "todos" los referentes del radicalismo K, lo que preanuncia un áspero debate con los gobernadores e intendentes que sintonizan la frecuencia política del presidente Néstor Kirchner.

"No nos resignamos a confinarnos en provincias o municipios", desafió Stubrin a sus correligionarios, para luego emprenderla contra el jefe del Estado: "Es subdemocrático porque no respeta la institucionalidad".

-La convención llega cargada de expectativas internas y electorales.

-Hablamos de decisiones importantes por tomar, como el proceso político de 2007, que no tiene que ver con candidaturas o definiciones estratégicas puntuales sino con las bases programáticas para una alternativa política. Si la UCR cumple su función natural, como principal partido de oposición, de presentarse electoralmente, requiere de un contenido. No nos referimos a un documento de plataforma, algo prematuro, pero sí a lineamientos bien definidos acerca de grandes áreas o problemas que permitan gestar la alternativa antes de las postulaciones o las fórmulas.

-Son decisiones que se tomarán en un momento partidario muy caliente.

-El radicalismo viene de una gran crisis y debe reafirmar su identidad y papel. Algunos se manifiestan propensos a abrir un paréntesis en la trayectoria de la UCR, reduciéndola a un partido con expresiones provinciales y municipales.

-Esa dirigencia justifica su posición en que actualmente gobierna...

- Sí, pero una cosa es gobernar y otra depender del gobierno central. Muchísimos intendentes y gobernadores también gestionan en la oposición, con honor y eficacia, y no se sienten para nada obligados a abdicar de las posiciones independientes de carácter político a nivel nacional.

-"Sienten debilidad por la chequera" de la Nación, reprochó el titular de la UCR santafesina, Felipe Michlig.

-Podríamos conceder que hay un complejo de inferioridad en algunos radicales, o que sienten una incompetencia para abordar una agenda nacional de problemas. Pero la actual dirigencia es muy ambiciosa y quiere posicionarse para volver a gobernar la Argentina. No nos resignamos a confinarnos en provincias o municipios. Lo de gestionar es meritorio, aunque luce denigrante para con aquel político que no lo hace, y así no hay democracia. Al contrario: la oposición, la paciencia en el llano y la tenacidad en el sostenimiento de alternativas son esenciales. Pero no tienen otra actitud en el orden nacional que producir un seguidismo, un rasgo poco encomiable.

-La atención también se centrará en el eventual respaldo a la candidatura del ex ministro de Economía Roberto Lavagna.

-No hay un espacio específico en el orden del día para que eso se defina. Ni siquiera creo que sea necesario y conveniente. Contamos con variantes, y es flácida la idea de que la UCR no posee chances de disputar. Es, con todos sus problemas, la fuerza que más posibilidades tiene de llenar el espacio opositor. Hay otras candidaturas que aspiran a ese lugar, pero son sólo ofertas. La reconstrucción de la democracia se hace con partidos estructurados. El presidente también tiene conciencia de ello, razón por la cual su estrategia de seducción y presión, una especie de política de desguace del radicalismo que apunta a desarmar el carácter competitivo real de las próximas elecciones.

-¿La concertación que se pregona es ficticia?

-Hasta ahora es un usufructo desleal y poco honesto del prestigio que la palabra concertación tiene en el marco de la democracia chilena. Vamos hacia una remodelación del sistema político que apunta a una estructura de gran pobreza conceptual y monolitismo que nos llevará a una situación de régimen plebiscitario.

-¿Comparte las críticas que también viene cosechando la oposición?

-Son como la culpa de la víctima. La oposición, y se ve en los últimos días con el presidente del radicalismo, Roberto Iglesias, es hostilizada expresamente con recursos del Estado a través de funcionarios que trabajan en el desmontaje de sus chances competitivas. Entonces, evaluarla como si fuese un control de gestión, diciendo que tiene tales o cuales defectos, omite el hecho de que la concentración de poder sistemáticamente va tomando todas las ciudadelas. Los resortes institucionales son burlados uno tras otros.

-¿Kirchner es un "tirano", como lo calificó Iglesias?

-Es un presidente constitucional. En una cierta acepción, es democrático, ya que fue elegido, aunque es subdemocrático porque no respeta la institucionalidad y no quiere ser sustituido con reglas de juego claras. Obstaculiza el surgimiento de un posible rival. Póngale el nombre que quiera y, si no le gusta, busquemos otro. Pero las cosas son así.

-¿Si los radicales K no vienen a Rosario, peligra la convención?

-No, porque si están en condiciones de perjudicar nuestro quórum, también están en condiciones de ganarnos. No encuentro razonable ese argumento. Pueden tener el control completo de las delegaciones de sus provincias, una porción considerable, pero de ningún modo una posición competitiva. Serán respetados y escuchados y, hasta donde se, vendrán todos.

-¿Hay riesgo de fractura?

-Que vengan es un indicio de que probablemente el partido subsistirá en su integridad. La regla democrática implica que el que pierde debe permanecer, ¿no? Lo mismo ocurriría a la inversa. No obstante, tengo la impresión de que habrá ciertos desprendimientos.
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Stubrin acusó a los radicales afines al presidente Kirchner de hacer "seguidismo".

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