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 domingo, 20 de agosto de 2006  
Lindo Lautaro, de padrillo a ganador plural
El zaino retomó la actividad oficial y cosechó tres éxitos al hilo en San Isidro

Lindo Lautaro fue uno de los primeros productos que puso en pista el establecimiento de cría "Lindor". Su nombre, sin duda, ocupará una página especial en la historia de nuestro turf, porque rompió con los esquemas tradicionales de la trayectoria de un sangre pura de carrera.

El hijo de Speakerphone y Villaneta llegó al Independencia para que Angel Oscar Barattucci (h) se encargue de su preparación. Se trataba de un potrillo con tal estampa que a más de un experto le llamó la atención, por su sólida estructura física que encerraba más de media tonelada de pura potencia muscular.

Cuando comenzó su preparación para la alta competencia, sus trabajos matinales en el predio del Independencia asombraron a los relojeros. Sin embargo, a la hora de correr por plata sus actuaciones presentaron muchos altibajos. Por tal motivo, cuidador y propietario acordaron hacer una suerte de "junta médica", haciendo revisar al potrillo por por distintos veterinarios. El diagnóstico fue quebradura cañeana en ambas manos. Un problema nada sencillo. Sin embargo, se apeló a la sabiduría del veterinario Guillermo Grande, quien sin vacilar aconsejó que Lindo Lautaro fuese intervenido quirúrgicamente. Grande, rápidamente operó ambas manos en el quirófano del Independencia, en una labor que demandó varias horas de trabajo.

El siguiente paso que aconsejó el doctor fue una lenta y prolongada recuperación, para ahuyentar cualquier posibilidad de recaída. Por eso el zaino volvió a su cuna, es decir al haras Lindor en suelo entrerriano, donde de paso se lo destinó a la tarea de semental. Le fue presentado un número importante de yeguas madres, que hoy están a punto de parir. Se prefirió esta actividad de padrillo, por el temor de que la alta competencia fuese demasiado exigente para sus frágiles manos.

Tres años estuvo alejado de las pistas. Pero se lo veía sano, brioso, y no demasiado gordo, tratándose de un padrillo. Por eso volvió al Independencia y Oscarcito Barattucci lo puso a punto para retomar su hasta entonces floja campaña en las pistas. Para hacerla corta: llevado en las riendas por el exitoso uruguayo Pablo Falero, Lindo Lautaro ya logró tres victorias consecutivas en el exigente óvalo de San Isidro, y el 6 de septiembre irá por su cuarto éxito en una carrera de 1.800 metros.

Lindo Lautaro no va a ser el crack del año, seguramente. Pero demostró que cuando hay sangre de calidad y se la acompaña con lo mejor de la ciencia veterinaria, se puede recuperar para la competencia un animal que otros propietarios, tal vez, hubieran desechado. Lo que nunca sabremos, aunque lo podemos sospechar, es si Lindo Lautaro prefiere su trabajo en el haras o le satisface más competir en los hipódromos.
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la estampa del hijo de Speakerphone junto a su cuidador Angel Barattucci (h).

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