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 domingo, 20 de agosto de 2006  
Un argentino estará a cargo del observatorio astronómico vaticano
Es el sacerdote jesuita José Gabriel Funes, de 45 años, nacido en la ciudad de Córdoba

El Papa Benedicto XVI nombró ayer al sacerdote jesuita y astrónomo, José Gabriel Funes (nacido en Córdoba), como nuevo director del Observatorio Astronómico Vaticano.

El sacerdote de 45 años sucede a George Coyne, de la misma orden.

Entre otros nombramientos decididos durante la jornada por Benedicto XVI, se destacan el del cardenal Agostino Vallini, prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, y de monseñor Giovanni Paolo Benotto, obispo de Tívoli, como nuevos miembros de la Congregación para las causas de los Santos.

El Papa designó además al cardenal arzobispo de Nápoles, Crescenzio Sepe, como su enviado especial a la celebración del Asian Mission Congress, que tendrá lugar en Chang Mai, Tailandia, del 19 al 22 de octubre próximo.


Destino compartido
El padre Funes estudió astronomía antes de ingresar a la Compañía de Jesús. Después de su formación y de su ordenación sacerdotal, comenzó a desempeñarse como astrónomo del Papa.

En una nota reciente, Funes hizo una reseña de algunos aspectos de su vida diaria, anclada en los destinos del observatorio que el Vaticano tiene en Tucson, Arizona.

"Los domingos suelo ayudar celebrando misas en algunas parroquias. Normalmente la gente me pregunta cuál es mi parroquia. Les digo que no tengo una y que soy un padre jesuita astrónomo que pasa buena parte de su tiempo en el observatorio".

Funes explica que el observatorio astronómico vaticano fue fundado en 1891 por el Papa León XIII, con el deseo de mostrar que la Iglesia y sus pastores no se oponen a la ciencia sólida y verdadera sino que la promueven. En 1905 el Papa Pío X encomendó a monseñor Maffi, arzobispo de Pisa, la búsqueda de una solución a la difícil situación que se había suscitado debido a la poca calidad del trabajo científico que por aquellos años se hacía en el observatorio.

Monseñor Maffi propuso al Papa que se encomendara la guía del observatorio a una familia religiosa como la de los jesuitas. Desde entonces la Compañía de Jesús ha contribuido a esta obra de la Santa Sede proveyendo jesuitas que han recibido una formación científica en algún campo de la investigación astronómica.

El padre Funes recordó que debido al continuo incremento de las luces de la ciudad de Roma, el observatorio astronómico se trasladó en 1933 desde el Vaticano a la residencia veraniega del Papa en Castel Gandolfo a unos 25 kilómetros de Roma. Es allí donde aún hoy está la sede, en la que se encuentra un museo con una importante colección de meteoritos y se realizan escuelas de postgrado y congresos.

Los astrónomos, en su afán de buscar cielos oscuros que les permitan observar los objetos más débiles y lejanos del universo, han buscado lugares desérticos y montañosos donde construir las cúpulas de sus grandes telescopios.

En 1980 los jesuitas astrónomos llegaron al desierto de Sonora en búsqueda de cielos estrellados, alejados de las grandes ciudades.

Por un acuerdo con el Departamento de Astronomía de la Universidad de Arizona, en la actualidad el observatorio vaticano tiene un grupo de investigación en Tucson.

En 1993 fue inaugurado el telescopio vaticano en Mount Graham, a 3.100 metros, que utilizan los jesuitas para estudiar el sistema solar, las estrellas de nuestra galaxia, las otras galaxias y el Big Bang.


Una mirada al cosmos
"En mi caso concreto, estoy estudiando la formación de estrellas en el universo local, la historia de la formación estelar en la galaxia NGC 5128 y de otras galaxias del mismo tipo. Estas son galaxias «cercanas», es decir, la luz que nos llega de sus estrellas salió de aquellas galaxias hace no más de 100 millones de años", precisó Funes.

"Dicho en pocas palabras -explicó-, nuestra misión no consiste en hacerle los horóscopos al Papa, ni bautizar extraterrestres. Tratamos de promover la ciencia sólida y verdadera de acuerdo al deseo de León XIII cuando fundó el Observatorio Vaticano. Esta misión exige que nuestro observatorio sea un puente entre la Iglesia y el mundo de la ciencia promoviendo también el diálogo interdisciplinario".
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El padre Funes se desempeñó en el observatorio vaticano de Tucson.



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