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 domingo, 20 de agosto de 2006  
Los pibes y Piñón coparon el Hipódromo
Unas 25 mil personas participaron ayer de la jornada recreativa que cerró con un show del payaso cordobés

Habían esperado horas para verlo y cuando subió al escenario lo recibieron con una ovación contundente. Y eso que él no era una estrella de rock ni ellos fanáticos adolescentes, pero la actuación de Piñón Fijo ayer en el Hipódromo tuvo algo de esa mística. Unas 25 mil personas, según contaron los organizadores, tomaron el óvalo central del predio deportivo durante el cierre del festival que el gobierno provincial organizó para celebrar el llamado Mes del Niño. Y con todas sus ganas, cantaron, aplaudieron y bailaron cada uno de los temas del show gratuito que desplegó el payaso cordobés.

Pero el festejo, realizado por la Secretaría de Cultura y la Subsecretaría de Deportes de la provincia, había empezado mucho antes. A partir de las 10, los alumnos de unas 70 escuelas deportivas habían participado de un raid de actividades recreativas que terminaron con un torneo de fútbol disputado por famosos jugadores como Pablo Vitamina Sánchez, José Chamot (ex Rosario Central) y Roberto Sensini (ex Newell's), y un equipo de futbolistas ciegos.

Después, por el escenario montado en el óvalo central del Hipódromo pasaron malabaristas, payasos y titiriteros. Y mientras tanto, compactas columnas de pibes levantaban polvareda mientras se acercaban al predio buscando un lugar para ver a Piñón Fijo.

"Vamos mamá que no llegamos", chillaba Matías mientras movía sus piernas tanto como le permitían sus cuatro años. Habían pasado ya algunos minutos de las tres de la tarde, hora en que estaba previsto el comienzo del show, y el escenario todavía se veía muy lejos.

En el centro del Hipódromo, otros miles de pibes también reclamaban algo: ir al baño, tomar agua, comer una masita. Muchos habían llegado con su familia, otros acompañados de alguna institución del barrio. Así aparecían decenas de pibes con números en el pecho, banderas o corralitos de soga que servían para identificarlos. Los encargados de cuidarlos se armaban de paciencia.

"Los traemos como se puede, esto es para ellos", decían los coordinadores de la Biblioteca Eva Perón de barrio la Tablada mientras conducían, no sin esfuerzo, a 150 mocosos.

La tarea era dura. Quienes tuvieron el privilegio de ver a Piñón de cerca habían llegado sobre el mediodía, casi cuatro horas antes de que empiecen los 45 minutos del show que brindó el payaso. Sin embargo, aseguraban que la espera valió la pena. Sobre todo cuando llegó la hora de los bises: una cumbia dedicada a Ibope y el famoso "Chu, chu, ua, chu chu ua" que nadie se privó de cantar.
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Además de la actuación de Piñón, chicos de unas 70 escuelas deportivas jugaron con sus ídolos.



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