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 domingo, 20 de agosto de 2006  
La "no-novela" de un periodista



La última novela del autor de "Mamá": Jorge Fernández Díaz, ilustra el estado de crónica desilusión, que padece, la generación de los setenta. Los abortos de sueños y proyectos y la obligatoriedad de adaptarse a las enredadas hipocresías de una época, que des-enarboló, demasiadas banderas éticas. En la acústica del útero de los medios periodísticos, los jóvenes que ingresan siempre escuchan: "Dudá de todo, no creas en nadie y no te cases con ningún ideal, por más noble que sea. La verdad es una cebolla, pibe. Está llena de capas, te hace llorar y al final no hay nada." Fernández describe magistralmente, los vericuetos de su ruta amorosa, que transita entre lo que "cor-responde" y responde al presente o a un ayer, fundante de eroticidad. Aborda el sadismo de la "colimba" y sus vínculos, asimétricos, con los de compañerismos eternos. Dibuja ciertos personajes, como Delia, que inevitablemente, se asocian, con protagonistas de nuestra "historia", la de quienes además de amasar fortunas, manejan como blandas marionetas, a los de "arriba". No deja de subrayar la olvidada frase de Balzac: "Detrás de toda fortuna hay un crimen" Es fácil identificarse con la lucha de Fernández, por defender al menos el mástil, de la bandera "co-operativa" y enfrentar con la palabra hecha noticia, a funcionarios delincuentes o marginales afectivos- cognitivos, que negocian sin culpa, las transgresiones de leyes legítimas. Sin palabras rebuscadas, transparenta su "mirada": "Completamente solo, a última hora, Fernández seguía esperando el diario como siempre junto a la rotativa, y pensaba lo peor de sí mismo...Había creído y había sido engañado, y la herida era tan grande que ya no volvería a ser el mismo." El protagonista, reconoce la limitación humana, para entender y comprender e intenta una autoexplicación: "Cuando uno alumbra con una linterna en la oscuridad más absoluta puede llegar a creer que ha visto la luz, y que por lo tanto lo ha visto todo. Pero luego, al encender una lámpara, descubre que hay mucho más, y cuando enciende otra percibe que se encuentra en un lugar vasto, complejo e interminable, y así, cuanta más luces prende, más a oscuras se siente; cuanto más sabe, más sabe que no sabe. Detrás de una verdad, siempre hay otra y otra más, y al final la verdad no existe." Leer este libro, ayuda a tomar conciencia, del importante rol que juegan los periodistas, en cada articulación del cuerpo social y lo que padecen desde ese "lugar" (también de identidad, como diría Augé).

Mirta Guelman de Javkin
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