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 sábado, 19 de agosto de 2006  
Programa municipal para reinsertar a adolescentes en la escuela
Una propuesta socioeducativa busca que los jóvenes vuelvan al aula
La iniciativa incluye recreación y capacitación en oficios. De los 1.000 que pasaron por este proyecto en el 2005, el 70 % retornó este año a la escuela

Matías Loja / La Capital

Cuando promediaba el primer año del polimodal, Danilo dejó de ir a la escuela, al igual que miles de jóvenes santafesinos que en esta etapa del sistema desertan de sus estudios. Pero con veinte años de edad, aunque de rostro aún adolescente, el joven decidió entrar hace tres meses al Programa Joven de Inclusión Socioeducativa que se desarrolla en cada uno de los distritos rosarinos.

Pablo, Lucas, Néstor y Noelia son otros de los 15 chicos que junto a Danilo, se reúnen todas las semanas, durante 10 meses, en el Centro Crecer Nº 7 de España al 6700, en pleno barrio La Granada, para participar de esta iniciativa municipal, que apunta fundamentalmente a incluir a los jóvenes rosarinos, desde los 14 años, en un programa socioeducativo que tiene como fin último que estos chicos vuelvan a la escuela.

Cuando recibieron la visita de LaCapital, los chicos se encontraban trabajando en base a un texto de Ernesto Sábato sobre la identidad y los rostros de las personas, lo que dio pie para que más adelante los jóvenes, lápices y papel en mano, realicen un retrato de sus propios compañeros.

Narices, ojos y gorras estaban presentes en los dibujos que, con pinturitas, témperas y tizas, hacían entre risas los chicos del Crecer Nº 7. "En el 2005 pasaron por este programa cerca de mil jóvenes, de los cuales el 70 por ciento se inscribió en las escuelas de su zona", apunta Daniel Catania, responsable del programa municipal, acerca de los frutos de esta propuesta que funciona en veinte anclajes distribuidos en los distintos puntos de la ciudad.

La iniciativa arrancó en el 2004, y durante diez meses, los adolescentes participan de un programa para volver a la escuela basado en actividades educativas y recreativas.

Anualmente, se producen dos convocatorias a participar en el programa, una a mediados de año, para captar a los chicos que no se anotaron en el inicio del ciclo escolar, y otra a fines de agosto, destinada a los que desertaron de sus estudios en la segunda mitad del año. Así, en mayo de este año, más de 400 adolescentes se inscribieron para participar de esta iniciativa.

"El trasfondo de esto es que si bien la escuela es la encargada principal de trasmitir el patrimonio cultural , todas las instituciones de la sociedad deben tomar parte de la problemática educativa", apunta Catania sobre el proyecto que se desarrolla en Centros Crecer, clubes, vecinales y polideportivos.

"Me gusta venir acá, porque es como un repaso de lo que se da en la escuela", comenta tímidamente Danilo, quien a la hora de hablar del Programa Joven no duda en marcar que una de las instancias que más le gusta es la capacitación en reparación de PC que también se da en el marco de esta propuesta de Promoción Social.

Es que dentro de las actividades que tiene el plan municipal, y a lo largo de tres meses, los jóvenes reciben una capacitación en oficios para completar su formación. Panadería, pastelería, reparación de electrodomésticos, indumentaria y electricidad, son los oficios en los que se capacitan quienes participan del programa.

"Cada distrito tiene dos coordinadores de anclaje, y cada uno de estos últimos tiene un educador docente y un educador especialista, que puede ser profesor de educación física, o alguien que venga de la rama del teatro, de la plástica, o de la expresión corporal", explica acerca de la organización del programa Javier Ojeda, coordinador de anclajes del Distrito Sudoeste, que se dan en los Centros Crecer Nº 7, 29, 27, y en el Club Francisco Godoy.




Trabajo conjunto
"El trabajo acá supone articulación con organizaciones del barrio, centros comunitarios, comedores y centros crecer, en actividades en conjunto que realizamos incluso con el área de deportes de la Municipalidad", detalla Ojeda, quien además es psicólogo egresado de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Pero para Ojeda, la mejor manera de trabajar en la vuelta a la escuela de jóvenes desescolarizados, en su mayoría provenientes de sectores vulnerables, es partiendo de los propios gustos e intereses de los chicos. Así, comenta que en uno de los anclajes los adolescentes trabajan en la construcción de instrumentos musicales (en donde ven desde este proyecto cuestiones de música, medidas y estética), mientras que en otro grupo, en donde el trabajo estaba más orientado a la investigación, se decidió una visita al observatorio y tuvieron contacto con uno de los telescopios donados al programa por la Isla de los Inventos.

"La idea es que a través de esta propuesta socioeducativa, los chicos tengan acceso a espacios de conocimiento alternativos, y abrir así un abanico de posibilidades para que se puedan apropiar de su historia, y transformarla", comenta Mónica Fernández Rozas, una de las educadoras que trabaja en el Crecer Nº 7.

En este sentido, a la hora de abordar cuestiones sobre expresiones artísticas, como el cubismo y el surrealismo, los chicos hicieron una visita al Museo Juan B. Castagnino. Y a la vuelta de esta salida, fueron los propios jóvenes los que decidieron realizar sus propias pinturas.

Tal es el caso de Noelia, una chica de 18 años del barrio, que según cuenta, en un principio no quería participar en un taller de pintura. Pero luego quiso imponerle su propio sello al trabajo y, dejando de lado los pinceles, decidió pintar con lo dedos. El resultado fue una pintura en témpera que sorprendió a los propios coordinadores del programa. "Soy una artista", cuenta entre risas Noelia, ante la mirada atenta de sus educadoras que con la cabeza asienten la expresión de la joven.


Educación no formal
"Que esto sea un programa que trabaja desde lo no formal no significa que no tenga, como contenido dentro de la planificación, cuestiones de matemática, lengua e historia. Pero decidimos tratar estos conceptos desde la historia de estos chicos, desde sus motivaciones", señala Javier Ojeda sobre el esquema de formación sobre el que se trabaja en los anclajes, y agrega que "a lo mejor, trabajamos cuestiones de historia desde el origen o la geografía del barrio".

"A veces cuando le comentamos a otras colegas que trabajamos acá no lo pueden creer, pero nosotras les decimos que si uno les da al joven las herramientas y el espacio que necesitan para desarrollar sus iniciativas, se pueden hacer cosas muy buenas", apunta Magalí, otra de las educadoras del Centro Crecer de barrio La Granada.

Pero si bien los datos generales indican que siete de cada diez jóvenes que participan del programa vuelven a la escuela, la dura realidad por la que atraviesan las familias de donde estos chicos provienen hace que en el transcurso de esta propuesta se presenten ciertos obstáculos.

"A veces se dificulta que el chico vuelva a la escuela porque, por ejemplo, tiene que ir a trabajar. Por eso se trata de un programa de inclusión socioeducativa, es decir que más allá de la educación, siempre se trata de que puedan acceder a otro tipo de espacios de capacitación, recreativos, deportivos y culturales", comenta Javier Ojeda.

El pasado lunes se realizó en Rosario el Primer Foro sobre Niñez, Adolescencia y Familia, en donde funcionarios, profesionales y especialistas en la temática debatieron acerca de los derechos de los chicos, a la luz de la flamante ley de infancias Nº 26.061, en donde proyectos como este se incluyen como instancias de restitución del derecho de los jóvenes a la educación. Ese derecho vulnerado que no siempre se tiene en cuenta a la hora de planificar el esquema de enseñanza. Mientras tanto, Danilo seguirá soñando junto con sus compañeros en un futuro mejor que lo incluya, desde lo social, laboral y económico, derribando estigmas, prejuicios y falsas etiquetas sobre una generación cansada de eternas postergaciones.
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En el Centro Crcer Nº 7 del barrio La Granada, 16 chicos se reúnen todas las semanas para participar en distintas actividades inclusivas.

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