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jueves,
27 de
julio de
2006 |
ANALISIS
Una relación
muy particular
Mauricio Maronna / La Capital
La llegada del presidente Néstor Kirchner a Rosario pondrá otra vez en escena la situación de privilegio que el jefe del Estado le concede a la ciudad, sabedor de los amplios índices de popularidad que tiene aquí su figura.
En el socialismo local no quieren hacer ninguna "lectura política" de la visita mientras los grabadores estén encendidos, pero no dejan de remarcar que más allá de los choques dialécticos entre la primera dama, Cristina Fernández, y el senador Rubén Giustiniani en la discusión por los superpoderes y los DNU, el santacruceño jamás dejará de privilegiar a Miguel Lifschitz, conocedor de los pliegues del PS.
Obviamente, la llegada de Kirchner para inaugurar 232 viviendas sí pone en un grado más alto de incertidumbre al PJ, que está todavía tratando de asimilar la negativa de Carlos Reutemann a postularse a la Gobernación.
"La verdad es que la película parece volver a repetirse. Y si es así, tengo que admitir que el Lole tiene razón en desconfiar de lo que pasa en la Rosada. La «mano en el lomo» que reclamaba no sólo no llega, sino que Kirchner viene a pasársela a Lifschitz", dijo ayer, visiblemente molesto, a La Capital un ex ministro santafesino recién enterado de la novedad.
Esta historia continuará.
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