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 miércoles, 19 de julio de 2006  
Inexplicable. Una familia destrozada, un barrio con dolor
"Viajaban desde hacía años y siempre los pasaban a buscar"
En el velorio de los Acevedo, parientes y vecinos dijeron que en los tours religiosos eso es lo más habitual

En el velorio de la familia Acevedo, los vecinos de Parque Casas no encontraban ayer consuelo ni explicación. Agolpados en la puerta y bajo el tinglado de lo que fue la verdulería de Miguel Angel, esperaban que se hiciera la hora del entierro para acompañar hasta el cementerio de Ibarlucea los restos de su vecino, su esposa Zulma Sánchez y Brenda Acevedo, hija de ambos, de apenas 20 años y embarazada de dos meses. Los tres integrantes de la familia y el novio de la chica, Elías Rodríguez, murieron en el accidente que se produjo anteayer en la ruta 11, de regreso del santuario correntino de Itatí.

La familia era devota de la Virgen desde el nacimiento de Brenda y todos los años viajaba a la celebración. Es más, según contó otro de los hijos de la pareja, Gustavo Acevedo, desde hacía al menos 5 años el micro fletado para el tour, que ellos pagaban en cuotas a un conocido, los pasaba a retirar por la mismísima puerta de la casa, ubicada en Ghiraldo al 1900. En materia de tours religiosos, algo más que habitual.

Todo fue desconsuelo desde la mañana de ayer en la cuadra de Parque Casas donde vivían los Acevedo. Dos cartelitos escritos a mano que rezaban "cerrado por duelo" indicaban que la verdulería de Miguel Angel y la cocina comedor de la humilde casa harían de sala velatoria para la multitud de parientes, vecinos y amigos que llegaron para despedir los restos de la pareja y una de sus hijas. Los tres cajones cerrados, trasladados desde Reconquista poco antes del mediodía, quedaron alineados en el interior de la vivienda.

Todos en el lugar mostraban una gran tristeza y todavía incomprensión ante lo que no dudaban en calificar como una maniobra increíblemente imprudente del chofer del micro que llevaba el logo de la empresa Almirante Brown y causó la muerte a ocho de sus ocupantes.

"Estamos destruidos del dolor, porque perder a tres seres queridos así de golpe, en una peregrinación, no es algo que uno se pueda imaginar", dijo a La Capital Alejandra Acevedo, sobrina y prima de las víctimas fatales. La chica contó además que nadie se explicaba aún cómo el conductor pudo cometer "semejante imprudencia" al pasar a otro micro con llovizna y una niebla tan espesa.

Alejandra también confirmó que el colectivo pasó a buscar a sus parientes el viernes pasado a la tardecita por la puerta de la casa familiar. Una práctica habitual, desde hacía años, porque como los Acevedo eran devotos de la Virgen de Itatí nunca faltaban a la celebración patronal. "Siempre venían a ofrecerles el viaje", afirmó la joven.

Los Acevedo tuvieron ocho hijos, cuatro mujeres y cuatro varones. Y desde el nacimiento de Brenda, que fue prematura, cumplieron con la promesa del viaje. Este año partieron el padre, la madre, Brenda y otra de las chicas, Lorena, que sólo resultó herida. "A veces íbamos todos, pero esta vez no pudimos por razones económicas", explicó Gustavo, uno de los hijos de la pareja.

"A mis viejos siempre los venían a buscar para ir a Itatí", confirmó, para precisar que hace al menos cinco años viajaban con un "coordinador" conocido de la familia, Claudio Cerdán, a quien esta vez le pagaron en cuotas los 140 pesos per cápita que costó el tour y que "supuestamente incluían un seguro".

En el barrio a nadie parecía extrañarle que un tour religioso no salga de la terminal de ómnibus y afirmaron que lo habitual es que los colectivos pasen a buscarlos o partan de alguna esquina acordada del barrio. Una de ellas, según varios vecinos, es la de Washington y Casiano Casas. Quienes viajaron a Itatí en años anteriores, y con distintos micros, contaron lo mismo: los fueron a retirar y a muchos pasajeros hasta los levantaron en la ruta.

Producción periodística: Isolda Baraldi,

Silvina Dezorzi y Pablo R. Procopio.
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