|
sábado,
15 de
julio de
2006 |
La gente no para de "meter" presión
Los vecinos de Ludueña ya tienen algunas respuestas ante la ola de inseguridad
Les prometieron que una línea del transporte entrará al barrio y podrán acceder a una nueva forma de cruzar la vía
Retroceder nunca, rendirse jamás. La premisa es un caballito de batalla para los habitantes del barrio Ludueña. Allí, los vecinos de Humberto Primo al 1700, históricamente jaqueados por los robos, lograron ayer nuevas promesas para combatir la inseguridad. Y se los evidenció más conformes a pesar de que, según confirmaron, la ola de violencia reapareció.
Es que a partir de finales de abril se hartaron de tantos delitos y consiguieron mayor patrullaje policial y hasta una "saturación" de efectivos.
Los operativos comenzaron a reducirse y, hace una semana, varias viviendas volvieron a ser saqueadas.
La gente nunca dejó de reunirse para discutir sus problemas comunes. Y ayer volvió a hacerlo. Sólo que esta vez en el barrio consiguieron que estuviera presente un grupo de funcionarios como el subsecretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Oscar Borra, y el director de Transporte, Ignacio Iñíguez, además de la responsable de la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor, Analía Carrió.
De este modo, se les prometió que desde fines de julio estaría ingresando al sector la línea 101 roja del transporte urbano de pasajeros. Y, entre otras cosas que podrían demorarse un poco más, a la calle República Dominicana al 300 se le hará un "codo" para acceder al cruce ferroviario de Carriego.
Encerrados
Los vecinos están convencidos de que "vivir encerrados por las vías y con pocos colectivos que entran al barrio aumenta las posibilidades de que se produzcan robos", dijo a La Capital Claudia Raillon.
"Nosotros cortamos el paso del tren, porque ellos nos perjudican". La frase todavía suena desde que hace algunos meses tomaron esa medida como acto de protesta. Debido a las demoradas maniobras que los trenes de la firma Nuevo Central Argentino (NCA) realizan en la zona, los habitantes de Ludueña llegan tarde al trabajo y los chicos a la escuela, además de que muchas veces no pueden pasar la ambulancia y la policía.
El caso que tuvo como víctima a la joven de 25 años Griselda Digiácomo, quien resultó baleada en el pecho el 31 de marzo pasado al acercarse a una pareja con un bebé que estaba siendo asaltada, fue para el barrio un verdadero motor para no cesar en sus demandas.
Ese día, en Humberto Primo y pasaje Madrid, tres jóvenes protagonizaron el atraco y huyeron a los tiros en bicicletas. La mujer tuvo que ser internada porque le perforaron el pulmón. Y tras el episodio, el Ministerio de Gobierno de la provincia implementó un plan de saturación policial mediante el cual se dividió el barrio en cuatro zonas "para tranquilizar a la gente y amedrentar a los delincuentes".
Los vecinos del barrio destacaron la presencia de los funcionarios municipales y sus promesas, además de la constancia que el titular de Seguridad Comunitaria de la provincia, Fernando Rosúa, viene demostrando en diferentes encuentros.
No obstante, Raillon relató los últimos peligrosos episodios: "La semana pasada entraron a distintas casas y las vaciaron; y el domingo por la madrugada unos chicos venían de bailar, los emboscaron en Rafaela y Madrid, y les sacaron ropa y billeteras".
Las denuncias realizadas no reflejan, sin embargo, la magnitud de la inseguridad que padece el barrio. "Parece que nadie ve nada", repite la gente cuando recrudecen los asaltos. Y mientras tanto, los ladrones no respetan a nada ni nadie.
Por el momento, y mientras se aguardan las respuestas prometidas, la gente seguirá reuniéndose, como ayer, en el Club Pabellón (Humberto Primo al 1.700).
enviar nota por e-mail
|
|
|