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domingo,
09 de
julio de
2006 |
Sobre gustos: Beatriz Actis
Entre los escritores surgidos en la provincia de Santa Fe, Beatriz Actis ocupa desde hace tiempo un lugar destacado, con una obra en la que se combinan prácticamente todos los géneros, incluidos relatos para jóvenes y niños y textos sobre la enseñanza de la literatura. Ha publicado, entre otras obras, la novela "Alrededor de las fogatas" y los libros de cuentos "El Fabuloso Kraken", "La Pilaraña ataca por primera ¿y última vez" y "Manual de bichos y parientes". También recopiló leyendas y relatos de la tradición oral, en "Historias de fantasmas, bichos y aventureros". Ha recibido varios premios, entre ellos el Haroldo Conti y el del Fondo Nacional de las Artes. Nacida en 1961 en Sunchales, vive en la ciudad de Santa Fe, desde donde contestó este cuestionario.
-¿Cuál fue tu primera experiencia como escritora?
-Tuve experiencias aisladas de escritura en la adolescencia, pero dejé de dedicarme a ellas cuando, a los 17 años, ingresé a la Facultad de Letras de la UNL. Volví (o empecé) a escribir pasados los treinta años, es decir, hace poco más de diez años: mi vínculo con la escritura de ficción es bastante tardía en relación, al menos, con la experiencia más generalizada de otros autores. El primer cuento que escribí fue un cuento breve para adultos, que tiempo después incorporé, fragmentariamente, a "Alrededor de las fogatas", una novela que se publicaría en Colihue. En cuanto a la cuestión pública, quizás sentí que la primera experiencia como escritora "cerraba" al ver publicado un libro; esto sucedió a mediados de los 90 con los cuentos para niños "Manual de bichos y parientes", publicados en Libros del Quirquincho. Empecé a publicar poco tiempo después de empezar a escribir.
-¿Cómo manejás la cuestión de escribir para chicos y para adultos?
-Cuando escribo para chicos lo hago desde el absurdo y el humor, y estoy más consciente de cierta dinámica de juego, por así decirlo, en el acto de escritura. No es, en la práctica, demasiado diferente a escribir para adultos pero son géneros distintos: escribir poesía o escribir narrativa, por ejemplo. En la circulación de lo que escribo, la literatura para niños aparece más próxima al material docente que publico, especialmente sobre la problemática de la lectura, que a la literatura para adultos, pero esto se debe, creo, no a que mi literatura para adultos y para niños responda a estéticas diferentes de modo absoluto, sino a que todavía la ficción para niños está ligada estrechamente al ámbito de lo escolar.
-¿Qué libro te hubiera gustado escribir y por qué?
-En distintas épocas de la vida podría haber respondido a esta pregunta, por supuesto, con un título diferente. Preferiría contestar ahora con una generalización (y por otra parte, con una particularización de género, porque haré referencia en primera instancia al cuento). Chéjov proponía esta situación, justamente, para un cuento: Un hombre va al casino, gana una fortuna, se suicida. A lo largo de mi vida como lectora, éstos han sido muchas veces los relatos que me atraparon: los que rompen la lógica, los que evidencian un conflicto que no está a la luz, y también aquéllos cuya tensión lleva a leerlos de un tirón, casi desesperadamente. Al escribirlos, intento que la tensión esté dada por alguna historia subterránea que se adivine para el lector a través de los indicios o del clima. Esa estética me conmueve como lectora y es la que, al menos en esta etapa, pretendo abordar como autora (dicho esto a pesar de que como lectora, en verdad, soy deudora de literaturas variadas y de que aspiro, como autora, a encontrar una voz que tenga que ver con esas lecturas inscriptas en tradiciones diversas).
-¿Conocés algún truco infalible para ponerse a escribir?
-Estoy tentada de responder: el tedio y, si no sonara tan obvio y pretencioso, el sinsentido existencial. Pero en la realidad, es decir, en la instancia de lo práctico, tengo muchos trabajos, viajo mucho también y escribo discursos diferentes (no sólo ficción sino pedagógico-didáctico, periodístico, etc.), así que el tiempo cotidiano para escribir literatura es, para mí, un territorio difícil de conquistar. El truco sería, en todo caso, cómo poder conquistar ese espacio y ese tiempo, y debo practicarlo día a día, y día a día en realidad debo inventar uno nuevo. No me quejo, por supuesto, es una elección: la literatura ayuda a sobrevivir.
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