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domingo,
09 de
julio de
2006 |
Zancada, una
espina para el PS
Rodolfo Montes / La Capital
El episodio de la adhesión a la misa en la basílica de Lourdes de Santa Fe, por parte del diputado Pablo Zancada, terminó por indigestar a casi toda la dirigencia provincial del partido de la rosa roja.
Nadie se olvida, por caso, de la más o menos explícita defensa que hizo Zancada de las leyes de punto final y obediencia debida. Tampoco pasaron desapercibidas las dos veces que el hombre de Reconquista votó en el recinto distinto a sus cuatro compañeros. Una en el episodio María del Carmen Alarcón y la restante, cuando directamente fue en sentido contrario a la ley de anticoncepción quirúrgica, muy cara a la tradición socialista y defendida en el recinto por la diputada Silvia Augsburger.
Sin embargo, el PS no tomará ninguna decisión apresurada sobre la continuidad o no de Zancada en el bloque. Nadie quiere erigirse en verdugo, ni en el purificador ideológico de socios incómodos. Como una fruta madura, esperan que Zancada caiga por su propio peso.
El diputado de Reconquista, que despertaba dudas hasta hace algunas semanas, ahora directamente entrega confirmaciones. "No tiene que ver con nosotros", se convencieron los socialistas, después de verlo actuar. Más allá del destino de Zancada, el episodio abrió otra discusión, tal vez más abarcativa. ¿Cuáles son los límites en la construcción política del Frente Progresista? Varios esperan que Hermes Binner asuma, en este caso, que no acertó con la incorporación. "Más allá del caso Zancada, lo importante es percibir que ciertas incorporaciones pueden resultar un elemento negativo para el proyecto", definió ayer alguien que le pone cabeza al PS.
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