|
domingo,
09 de
julio de
2006 |
Newell's superó con éxito diez días de preparación
Lucas Vitantonio / La Capital
El viernes culminó la exigente pretemporada de Newell's en Mar del Plata y el saldo fue absolutamente positivo. Las rutinas se cumplieron al pie de la letra y no hubo lesiones de gravedad entre los integrantes del plantel. El campamento leproso vivió diez jornadas a full, donde todos respetaron a rajatabla el primer mandamiento que estableció el preparador físico Carlos Marzo: trabajarás del día a la noche.
Los jugadores disfrutaron sólo de medio día libre (el domingo pasado, por la mañana) y el resto del tiempo estuvieron al trote y agitados. Bajaban de las habitaciones a las 7, cuando el cielo todavía estaba envuelto por la oscuridad. Un desayuno liviano y el micro partía hacia los escenarios de entrenamiento.
Los sitios elegidos para la puesta a punto fueron tres. Los médanos de Punta Mogotes, donde las trepadas en la arena borraban la sonrisa hasta del utilero. Otro ámbito fue el inmenso Parque Camet, ideal para desarrollar los circuitos aeróbicos fraccionados, que todos coincidieron en declarar "no gratos". Y el tercer destino fue la coqueta Villa Marista, un predio parquizado donde funciona un colegio, que a juzgar por los vehículos y las pilchas de las madres que iban a retirar a los chicos de la escuela debe tener una cuota tasada en euros.
El almuerzo, que casi siempre consistía en pastas, se servía rigurosamente a las 12. Luego había que subir a descansar a las habitaciones y a las 15.30 partía el micro hacia la práctica vespertina. Allí por suerte aparecía la primera novia de los jugadores: la pelota. La actividad culminaba cuando el sol se apagaba y muchas veces la elongación se hacía a oscuras, pasada las 18.
La cena volvía a reunir al grupo y luego había libertad condicional hasta las 23, ni un minuto más. Las preferencias para disfrutar del rato libre variaban con la edad. La mayoría de los más experimentados tentaba la suerte en el casino y el resultado de la incursión a la casa de piedra se reflejaba en la cara que traían de regreso al hotel. La ruleta y las mesas de black jack se tragaron muchas fichas de los muchachos. Mientras, los más jóvenes se internaban a chatear en los ciber o se desafiaban en la play station.
A las 23 sonaba el toque de queda y todo el mundo debía estar puertas adentro para cargar las pilas. Es que había otro día por delante, donde la rutina de entrenamiento comenzaba y terminaba a oscuras. Lo que se dice trabajar de sol a sol.
Newell's ya está en Rosario y a partir de mañana comenzará el período de ablande, el tiempo de hacerse amigo de la pelota y apuntar todos los cañones al único desafío del segundo semestre: el torneo Apertura que arrancará a principios de agosto.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
Las playas de Mar del Plata fueron testigos de la estadía rojinegra.
|
|
|