"Dios sonríe con lo que me pasa"

Delfor Brizuela y Nicéfora Maldonado desgranaron la historia de su relación y compartieron alegrías y angustias

Delfor "Pocho" Brizuela y Nicéfora Maldonado (los dos de 45 años) estuvieron ayer en Rosario. Desgranaron entre los dos la historia de su noviazgo, el que "Pocho" hizo público mientras oficiaba misa en la parroquia que había estado atendiendo los últimos cuatro años en la localidad riojana de Chamical. "Creo que Dios se sonríe con lo que me está pasando", dijo, y también puntualizó que él no atraviesa una crisis sacerdotal: "Yo estoy chocho de la vida celebrando en una comunidad; mi pasión es el Evangelio, la palabra de Dios, administrar los sacramentos. Lo que sí experimento es una crisis con la ley de la Iglesia, que respeto tanto que les he pedido a mis superiores que me sancionaran, aunque no lo hicieron". Delfor ha comunicado al administrador de la diócesis, el presbítero rosarino Roberto Queirolo, su alejamiento de la parroquia de Chamical. De hecho, ya lo ha concretado.

Siempre afables, serenos aun cuando alguna pregunta les resultara incómoda, los dos repasaron su noviazgo, se abrazaron o se tomaron de la mano cuando una cuestión exponía su unión, iniciada en noviembre de 2005.

Delfor es de estatura mediana, robusto, de ojos vivaces y ademanes contenidos. "Niza", como se conoce a Nicéfora en Chamical, es más menuda, sus ojos color almendra se iluminaban o entrecerraban cuando una idea la entusiasmaba o cuando una sombra de tristeza la rozaba. Los dos hablaron con una cadencia sosegada y armoniosa, arrastrando las erres, en voz baja que delataba alegría o melancolía.

"Pocho" y "Niza" revivieron alegrías y angustias durante las tres horas que duró el programa "Los notables", que se emite por LT8 bajo la dirección de Oscar Cesini y la conducción de Luis Botallo y Sabrina Nardi. En el estudio de la radio estuvieron, además, el sacerdote Daniel Siñeriz, de la capilla San Joaquín, y el periodista Santiago Serratti, quien durante largo tiempo cubrió el ámbito eclesial.

Tomó parte de la charla, desde Córdoba, el sacerdote José "Quito" Mariani, quien el 25 de junio pasado se despidió de la comunidad de la parroquia de La Cripta por haber renunciado a su condición de párroco, luego de sostener un duro enfrentamiento con el obispado mediterráneo por el libro "Sin tapujos, la vida de un cura", en el que narra brevemente sus experiencias sexuales.


Apoyo
Precisamente, Delfor explicó que el vivió el proceso de sinceramiento de su noviazgo "con mucho miedo porque sentía la culpa instalada por la cultura y toda una formación. Pero pude hacerlo porque la gente me apoya, porque me quiere mucho".

Délfor, egresado del seminario del clero diocesano de Tucumán, lleva veinte años de sacerdocio y cuatro en la parroquia de Chamical. "Estoy contento conmigo, con Dios y con la comunidad que dio tan buena acogida a mi humilde confesión", explicó al hacer un resumen de cómo se siente ahora.

Dijo que quiso devolver el gran cariño que le profesó la feligresía durante años. "Cuando les confesé mi relación con Niza, les dije a los fieles, yo les aviso porque los quiero mucho; no es para armar un escándalo sino para que sepan de mi humanidad, porque la Iglesia es humanidad atravesada por el amor de Dios". "Después, se armó el terremoto", recordó.

La cantada discusión sobre el celibato estuvo presente todo el tiempo, aunque no fue Delfor quien agitó la cuestión. "Con lo que vivo (su noviazgo con Niza) no hago una causa contra el celibato. Es algo que me pasó a mí, nada más y nada menos. Pero creo que el celibato no es un don connatural al ministerio sacerdotal".

Sin embargo, consideró que "otra esperiencia de ministerialidad es posible; de hecho el Concilio va avanzando en los ministerios y diaconados permanentes, donde hombres casados están participando de la actividad de la Iglesia, antes concentradas en el sacerdote".

"Ojalá que pudiéramos discutirlo (el celibato), pero en una forma madura", reflexionó y se preocupó en precisar que no quiere poner como ejemplo su experiencia. "Lo que hice, lo hice sin pensar que pudiera servir de mucho para abrir una discusión en ese sentido. Nunca quise entrar en manipulaciones con el misterio eucarístico", explicó.

Recordó que algunos superiores suyos le recomendaron que analizara más detenidamente la situación. "Me dijeron «te mando a otro lado a estudiar», y yo les dije no tengo nada que estudiar, no tengo crisis de fe, lo tengo todo muy claro".


La confesión pública
Delfor anunció su decisión de alejarse de la parroquia en forma pública en dos oportunidades. La primera, el sábado 24 de junio por la noche, durante una misa que celebró en Chañar, el pueblo de su novia, a 40 kilómetros de Chamical. En ese oficio estaba el padre de Niza, Santiago Maldonado de 81 años, quien se preocupó por la decisión de "Pocho", aunque no sabía aún que su hija estaba involucrada. Allí, todo quedó dentro de la comunidad. Pero al día siguiente, durante la celebración de la fiesta del Sagrado Corazón en Chamical, estalló el alboroto.

En Chañar, recordó "Pocho", "estaba rezando el Gloria (durante la misa); miro a la gente y pienso: caramba, es la última misa acá, y no les he dicho que me voy, tengo que decirles. Leí el Evangelio y justo era el de la tempestad, que los apóstoles van con Jesús y en medio de la tormenta la barca comienza a llenarse de agua".

"Y entonces comienzo a contarle a la gente que yo estaba en esa situación, se me estaba metiendo el agua por todos lados, estaba medio hundido, claro que es el agua del amor, y quiero contarles que ésta es la última misa".

"Y les dije, sí, me voy, pero no me voy porque esté mal con ustedes ni con la Fe, porque estoy chocho de la vida de ser cura. Me pasa que mi corazón está dividido por un vínculo afectivo, me he enamorado de una mujer y tengo que resolver mi vida".

Delfor explicó que a esa altura de los acontecimientos, había blanqueado una cuestión que ya se sospechaba; inclusive ya lo había consultado con algunos de sus compañeros, quienes le dijeron "bueno, andate silbando bajito, callado". "No quise hacerlo porque esa misión, donde pasé los cuatro últimos años, la viví intensamente, con mucha gratificación, alegría y gozo, y por eso se lo comuniqué a la gente".

"Cuando terminó la misa, la mayoría lloraba y hasta los más conservadores me daban las gracias por todo lo que había hecho. Me dijeron que estaban contentos con lo que me pasaba", recordó.

Sobre el futuro que le espera, Delfor no tiene nada definido. Aún es representante legal de un colegio religioso de Chamical, pero eso también lo dejará. "No quiero entrar en ningún área estatal, eso es lo único que tengo en claro", adelantó.

"Pocho" y "Niza", en primer plano en el estudio de LT8.