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 domingo, 09 de julio de 2006  
Reunión cumbre de Piñón Fijo y Carlitos Balá en el estadio de Newell´s Old Boys
Dos clásicos del espectáculo para niños tocan juntos las cuerdas de la emoción
El payaso cordobés y el legendario cómico de televisión se presentarán el próximo domingo en Rosario

Mauricio Bártoli - Especial / Escenario

Carlitos Balá abre la puerta de su casa y, no da tiempo a paralizarse por la nostalgia. "La contraseña. ¿Qué gusto tiene la sal?", pregunta. Cuando uno lo mira cómplice, como diciendo "ya soy grande, je", él, muy serio, sostiene su personaje, esperando la respuesta. Recién cuando el periodista regresa a su niñez por un instante, el eterno animador de espectáculos infantiles concede: "Así me gusta, ahora está un kilo y dos pancitos". Y con un "eeeehh aaa pepé", invita al living de su casa, un piso 20 con un vista privilegiada sobre el Río de la Plata.

Minutos después vuelve a abrirse la puerta del ascensor y ahora, ya dentro de la casa de Carlitos, se ve llegar a Piñón Fijo. Desde ese momento, el fotógrafo de LaCapital enfoca con la adrenalina de estar viviendo un momento único; un rato antes le había contado emocionado a su hija que iba a sacarle fotos a Piñón Fijo y a Carlitos Balá y la nena, desde sus posmodernos seis años, lo había ubicado rápidamente: "¿Quién es Carlitos Balá, papi?".

El propio Piñón Fijo cuenta en plena entrevista que algo parecido pasa durante el espectáculo: "Es muy fuerte. Desde arriba del escenario se ve un show aparte, porque si bien uno tiene ajustado el guión en un momento todo se desestructura, por la emoción y lo atemporal de la experiencia. Uno ve a los grandes que se entregan como niños y se olvidan que llevaron a sus hijos o sus sobrinos". Ese cruce de emociones entre generaciones es efectivamente un atractivo del show que Piñón y Carlitos están desplegando por distintas ciudades del país, con escala el próximo domingo en Rosario, en una única función, a las 19, en el estadio cubierto de Newell's Old Boys. Luego del impresionante éxito con entradas agotadas y más de doce mil personas en la presentación en el estadio Orfeo de Córdoba, el dúo llega a esta ciudad para presentar el espectáculo que comparten pero denominado "Piñón Fijo es mi nombre".

De todos modos, no hay que creer que uno actúa para los chicos y otro para los grandes. Eso sí, Balá asume que "los padres preparan a su hijos para que me entiendan mejor. Los van amaestrando. Les cuentan que les voy a preguntar qué gusto tiene la sal. Y otros chistes ya famosos".

Ninguno de los dos pone el acento en las continuidades artísticas. Más se identifican mutuamente con cuestiones como "respeto al público, chistes sanos, mensajes de futuro". El payaso cordobés cree que "artísticamente Carlitos es inimitable, hizo un camino muy personal. Pero desde lo humano me identifico mucho, por esa obsesión y esa vocación que uno tiene de andar pescando sonrisas de chicos, aglutinando familias a través de la risa. No sé si artísticamente podemos compararnos pero sí creo que humanamente uno encuentra en la carrera de Carlitos un horizonte a seguir, algo que en estos tiempos es más valioso, porque se hace difícil encontrarlo ahora que casi todo es ganadores y perdedores sin matices en el medio. Creo que es muy bueno encontrar personas que no se enloquecen y dan mensajes hacia el futuro: en definitiva creo que de eso se trata cuando le cantamos a los chicos. Es un oficio privilegiado que hay que honrar".

Cuando se le pregunta a Carlitos si eligió a Piñón como su sucesor, el maestro explica que "lo que él no hace es el sketch típico que yo hacía. Pero la escena de su doble que lo desobedece es una belleza. Monta un espectáculo con las virtudes de los shows americanos, con mucha luz, muchas cosas modernas que yo no hacía". Y cuenta que aceptó la propuesta por encontrarse con "un profesional con mayúsculas, que no es celoso, ni egoísta, no llega tarde. Entonces estoy en mi salsa, como si lleváramos 100 años trabajando juntos".

Balá comprueba a cada instante que sus fórmulas ya probadas siguen teniendo éxito en esta época. Piensa que "es igual que un disco, hay que oírlo un rato y uno se engancha. Con los chicos de hoy siento un comenzar, pero cuento con el aval de los padres". Su coequiper lo respalda: "Cada adulto tiene grabado a Carlitos en su propia infancia y en su propia memoria, con algo que tiene que ver con el afecto, con la felicidad. Y verlo es encontrarse con uno mismo".

Piñón recuerda los rastros de su oficio. Su familia tenía que ver con el mundo de la acrobacia. "De chico yo, que era muy inquieto, hacía acrobacias, aprendía trapecio, tocaba algún instrumento... Hasta que conocí el mundo de los payasos y me enganché. Empecé a hacer payasadas y me di cuenta de que ser payaso era diferente. Porque cuando uno hace acrobacias la gente te aplaude, pero cuando hacés de payaso la gente se ríe. Escuchar las risas del público es algo que me cautivó de entrada. Nunca más abandoné al payaso, salvo cuando mis viejos pusieron un circo propio a principios de los 80 y no me quedó alternativa que hacer la publicidad, armar la carpa, poner la música..."

No desconoce Balá que a la hora de atraer a los chicos de hoy tiene "la desventaja de no hacer televisión, porque ahí uno dice un latiguillo y enseguida se repite. La verdad es que ni me proponen ni yo propongo. Me siento bien con mi circo y este encuentro hermoso con Piñón Fijo".

Claro, como Carlitos ya no ilumina las tardes desde la tele, Irina, la hija del fotógrafo, tendrá su respuesta cuando vaya a ver el espectáculo. Si allí fluye al menos la mitad de lo que brotó en la entrevista, no sólo la emoción estará garantizada. A los padres les quedará claro que la fórmula del chiste sano y el entretenimiento sin violencia conservan su vigencia. Y los chicos, como Irina, podrán disfrutar no sólo al personaje que conocen y quieren, sino también al precursor de ese estilo en la Argentina, un auténtico pionero que divirtió a varias generaciones, y aún es una demostración viviente de que los clásicos no pasan de moda.
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Una dupla que se identifica con los chistes sanos y los mensajes de futuro.


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