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domingo,
09 de
julio de
2006 |
Rosario le muestra a América
latina la obra de Joan Brossa
Son instalaciones, objetos, libros y afiches que se exhiben hasta fin de mes en el Centro Cultural Parque España
Eugenia Langone / La Capital
Por primera vez se expone en América Latina la obra del artista catalán Joan Brossa y Rosario es la ciudad elegida para ese desembarco. Los túneles del Centro Cultural Parque España (Sarmiento y el río) albergan desde el jueves pasado a la polifacética obra de este artista que se definió sobre todo como "poeta", pero que no encontró fronteras en el arte y transitó la poesía, la plástica, el teatro y el cine. Ahora, sus obras, reunidas bajo el título "Joan Brossa, desde Barcelona al Nuevo Mundo", podrán verse hasta el 30 de julio próximo, y estarán acompañadas también de la proyección de cuatro películas realizadas en su incursión en el género cinematográfico. Todo un universo para descubrir.
Los curadores de la exposición Gloria Bordons y Sergio González Valenzuela proponen un recorrido por los diferentes momentos de la producción de este poeta barcelonés que nació en 1919, peleó con los republicanos contra el dictador Francisco Franco e inició su producción sobre fines de la década del 30.
Así, en el inicio, están lo que Bordons define como "encuentros imposibles, donde une cosas sin ninguna relación y les da un nuevo sentido". Y aparecen objetos, poemas experimentales y sus libros "Poesía rasa" y "En va fer", donde incluso ya trabaja a la par de artistas que le fueron contemporáneos como Antoni Tapiès.
La segunda etapa habla de su compromiso político, su crítica al franquismo y a cualquier tipo de opresión, donde aparecen obras como "Intermedio", una "Oda a Marx" y una "Elegía al Che". Es más, él mismo había asegurado: "Si no pudiera escribir, en los momentos de euforia sería guerrillero, en los de pasividad, prestidigitador. Ser poeta incluye las dos cosas".
Otra de sus etapas es la que los curadores llaman "la mirada esencial. Es esa búsqueda del otro lado de las palabras y las cosas, y aparecen sus poemas-objetos, donde juega con sus nombres entre el humor y la ironía". Y finalmente. aparece la etapa donde Brossa encara reflexiones más intimistas y donde va "hacia el silencio".
Nutrido de las fuentes del dadaísmo y el surrealismo, Bordons define a Brossa como un "neosurrealista que trabaja con asociaciones, absurdos e imposibles, pero que va mucho más allá". Sin embargo, él mismo se definía como "un poeta".
"No le gustaba que lo llamaran artista porque lo concebía como quien hace cosas con las manos y él decía que trabajaba con las ideas. Y como creía que uno de los conceptos de la poesía es que debe trabajar con los lenguajes de su tiempo, él cogió lo visual como una forma más de hacer poesía. Cuando realizó teatro, lo llamó poesía escénica; cuando hizo intervenciones urbanas, las llamó poesía urbana, y con sus objetos hablaba de poesía objetiva", explicó la curadora de la muestra.
Lo cierto es que Brossa transitó por diferentes géneros del arte y la propuesta intenta dar cuenta de esa diversidad, su relación con sus contemporános y también integrantes de la vanguardia de la época, y su admiración por artistas como Joan Miró, a quien le dedicó el libro "Oda a Joan Miró".
El universo Brossa tomó proyección internacional a principio de la década del 90 y más aún tras su presentación en la Bienal de San Pablo, Brasil, en 1994. A partir de allí, trabajó hasta su muerte, en 1998, en proyectos más complejos como instalaciones o intervenciones urbanas que llamó "poemas corpóreos".
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