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 domingo, 09 de julio de 2006  
El gran problema es la falta de espacios con servicios de agua y cloacas, que
El programa Rosario Hábitat se enfrenta con la escasez de terrenos en la ciudad
Abrieron un registro para que se anoten propietarios de tierras en zonas urbanizables. El plan, dicen, no peligra

Carina Bazzoni / La Capital

La falta de terrenos donde construir nuevas viviendas amenaza con convertirse en un problema para el desarrollo del programa Rosario Hábitat. La iniciativa que impulsa el municipio -financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo- para la urbanización de los asentamientos irregulares de la ciudad va a entrar en su última etapa pero la escasez de tierras con servicios de agua y cloacas complica la definición del plan. El proyecto beneficiará a unas 1.500 familias que viven en barriadas de las zonas norte y sur de Rosario.

Por esto, la semana pasada el Servicio Público de la Vivienda (SPV), organismo municipal encargado de implementar el programa, publicó un aviso para que los propietarios de terrenos de más de dos mil metros cuadrados ubicados en áreas urbanizables se inscriban en su registro de tierras. La intención del municipio es adquirir estos lotes y subsanar de esta forma la falta de espacio para construir complejos habitacionales más grandes.

El director del SPV, Gerardo Barro, admitió que la dependencia tiene dificultades para conseguir tierras donde levantar nuevas viviendas, pero descartó de plano que este problema ponga en peligro la continuidad del programa de urbanización de asentamientos irregulares.

  “Vamos a resolverlo buscando estos terrenos de menor escala, un poco más chicos, y proyectando complejos de viviendas más acotados”, explicó el funcionario municipal.

La recta final
La última etapa del plan Rosario Hábitat beneficiará a unas 1.500 familias que viven actualmente en villas de emergencia. De éstas, unas 450 (aproximadamente el 30 por ciento del total de pobladores) deberán mudarse a un nuevo barrio, para permitir la apertura de calles y la regularización de los lotes dentro del asentamiento.

  Según indicó Barro, una vez que el SPV encuentre los terrenos donde levantar las unidades habitacionales que se ofrecerán a estas familias, se elegirán los asentamientos a intervenir. “Ya tenemos algunos barrios en carpeta, asentamientos emblemáticos de la zona norte y sur de la ciudad, pero primero necesitamos establecer los terrenos donde relocalizaremos a la gente”, sostuvo el titular del SPV.

  Lanzado en el 2001, el programa Rosario Hábitat ya intervino en siete asentamientos irregulares de la ciudad: Las Flores, Empalme, La Lata, La Lagunita, Molino Blanco, La Tablada, Villa Banana e Itatí. El plan está financiado por un crédito de 71 millones de dólares del BID, tiene un plazo de ejecución hasta el 2008 y ha sido ponderado internacionalmente.

Faltan obras de infraestructura
La falta de terrenos para la construcción de viviendas sociales es un límite que no solamente enfrentan los programas municipales, sino también la provincia, que lleva adelante proyectos propios impulsados por la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo, y además administra el Plan Federal de Vivienda.

 Para Barro el problema tiene dos caras: el crecimiento propio de la ciudad por un lado, y al mismo tiempo la falta de obras de infraestructura para urbanizar nuevas zonas.

  “El principal problema pasa por el tendido de cloacas y agua potable, con la Empresa Provincial de la Energía no hay problemas porque en casi toda la ciudad hay red”, detalló.

  Por esto, en el municipio confían en que la ejecución de las obras de infraestructura anunciadas por la provincia (ver aparte) habilite nuevas tierras en condiciones de proyectar complejos de viviendas.

  Mientras tanto, la falta de grandes áreas urbanizables complican la concreción de estos planes. Por eso, el recurso de utilizar terrenos más pequeños pero urbanizables puede llegar a convertirse en una opción.


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Esta etapa del plan espera beneficiar a unas 1.500 familias.

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