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 sábado, 08 de julio de 2006  
Desalojo violento. Un refugiado liberiano fue sacado a los golpes de la esquina de Rioja y San Martín
Detienen a un vendedor ambulante y desatan una protesta en pleno centro
A la fuerza, la GUM y la policía retiraron de la calle a un africano ante la indignación de sus colegas y transeúntes

Silvia Carafa - Pablo R. Procopio / La Capital

La detención en la mañana de ayer de un joven africano que vende bijouterie en la esquina de Rioja y San Martín por parte de la policía y la Guardia Urbana Municipal (GUM) derivó en una pueblada, con quema de neumáticos incluida, protagonizada por sus colegas, vecinos y ocasionales transeúntes. “Esto es una manifestación en contra de la GUM porque están reprimiendo a los trabajadores ambulantes”, explicó Hernán Lazzarino, quien ofició de portavoz de la resistencia. Según los testigos, la fuerza de seguridad, que acudió en apoyo de los guardias municipales, golpeó y arrastró al extranjero y le decomisó la mercadería. “Le decían: «Negro de mierda, andate de acá»”, expresó Juan Correa, uno de los ciudadanos que en forma espontánea se plegó a la protesta.

  Cuando la actividad comercial matutina del centro se desplegaba, Isaac Cuesi —un refugiado liberiano (un país del noroeste de Africa), de 21 años y que llegó a Argentina en noviembre pasado junto a otras once personas— instaló como todos los días en la esquina mencionada su pequeño paraguas rojo sobre el que exhibe anillos. En ese momento, dos integrantes de la GUM se acercaron al joven. Luego de mostrarles “un papelito”, los agentes le dijeron que no servía y que le iban “a decomisar la mercadería”, relató Correa.

  Tras salir de su sorpresa y en su media lengua, “el chico se aferraba al paragüitas y decía que quería trabajar”. Allí empezó el tironeo e intervinieron los policías que estaban con la GUM. “El muchacho cayó al piso y ahí le pegaron adelante de la gente, como a un delincuente, lo metieron en la chata de la policía y se lo llevaron”, explicó casi a coro e indignada la gente reunida en la céntrica esquina. No menos enojado, un testigo de los hechos relató: “Lo agarraron del cuello, entre cinco lo arrastraron como 30 metros y lo subieron a la chata”, en relación al móvil de la policía.

  Los vendedores, solidarios con su colega, reiteraron la importancia que tiene un puesto de trabajo para “ganarse el pan” y el perjuicio ocasionado cuando les decomisan la mercadería.

  “No soy vendedora, pero pasaba por acá cuando le estaban retirando las cosas. El sacó de un bolso una olla y una cuchara y empezó a golpear diciendo que quiere trabajar, que no es choro y que quiere un permiso municipal”, contó Beatriz, una señora conmocionada por lo que había visto.

  Para los transeúntes, no debería reprimirse a los vendedores ambulantes. “A veces en un comercio te arrancan la cabeza, yo suelo comprarles”, dijo Mauricio, de unos 20 años. Julio es un comerciante de la zona, de unos 40 años, y no cabía en sí para mostrar su indignación. “Sí, salí en defensa del joven porque lo reprimía la GUM, esos ñoquis mantenidos que nadie sabe bien para qué están”, tronó el hombre. Julio enfatizó que el joven africano está en la esquina de la Banca Nazionale del Lavoro y no molesta a nadie: “Hicieron todo eso para demostrar que hacen un operativo”.

  La escaramuza que produjo la detención del vendedor terminó con tres lesionados, uno de ellos policía. “Estábamos haciendo un trámite de gestoría y comenzamos a decir que no lo lleven preso, entonces un agente grandote, enfurecido, me agarró y también quiso llevarme. Si no fuera por mi marido y otras personas, estaría detenida”, comentó Norma Baigorria. La seccional en cuestión es la 2ª, donde quedó alojado el vendedor hasta la tarde.

  Leandro Zaccari, presidente de la Fundación Migrantes y Refugiados sin Fronteras, confirmó que Cuesi es un peticionante de refugio de excelente comportamiento y que tiene residencia provisoria otorgada por la Dirección de Migraciones, que se renueva en forma trimestral. El joven llegó como polizón el año pasado, no sabía castellano y aprendió con las acciones cotidianas, explicó. Y acotó que para subsistir vende bijouterie.

  Según Zaccari, en la actualidad hay unos 20 peticionantes en la misma situación y que, en su mayoría, llegaron desde Africa. A ninguno de ellos se los considera irregulares mientras tengan la residencia precaria de parte de la Dirección Nacional de Migraciones. Los refugiados reciben asistencia mensual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). En Rosario, la fundación de Buenos Aires 1563, está en permanente contacto con los refugiados. “Este joven tiene un excelente comportamiento”, insistió Zaccari.

  Por su parte, Mariana García, de la delegación local de Migraciones, dijo que por regla general, las personas que tienen certificados precarios de residencia pueden trabajar y estudiar, y son legales.

Más permisos
A la tarde, los vendedores ambulantes y sus representantes gremiales se reunieron con el director de la GUM, Claudio Canalis, en la sede de esa fuerza (Riccheri y Zeballos). No sólo fueron a buscar explicaciones por la violenta mañana de ayer sino que pidieron más permisos para trabajar.

  Concluida la reunión, el funcionario municipal dijo que se entregarán más habilitaciones, pero no dentro del radio comprendido entre Pellegrini, Oroño y el río. “En la zona céntrica, ya hay cien permisos otorgados y no se pueden dar más porque no hay más cupos”, dijo Canalis para luego aclarar: “Sí, se van a otorgar en el resto de la ciudad y en plazas, parques y paseos”. Con respecto a los vendedores ambulantes africanos, el director de la GUM adelantó que se les ofrecerán permisos temporarios para que puedan trabajar.

  En la reunión se acordó que funcionarios municipales acompañarán la semana entrante a los refugiados ante la Dirección de Habilitación “para ver la documentación que poseen de Migraciones y ver si se les pueden otorgar permisos, insisto, fuera de la zona céntrica, aunque sean transitorios”.
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Issa, de Liberia, explica cómo la policía lo detuvo.

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