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| miércoles,
21 de
junio de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Para mí, Inocencio, hay dos noticias que se conocieron en las últimas horas que ponen en evidencia el grado de calamidad moral, el asombroso nivel de degradación en el que se vive, al menos en la Nación Argentina. Me parece que esto ya adquiere ribetes de escándalo, aunque la conciencia colectiva no lo considere así por estar anestesiada.
-¿Cuáles son esas noticias?
-La primera: un grupo de diputados nacionales, kirchneristas, está bregando por la despenalización del consumo, tenencia, cultivo, producción y comercio de droga.
-¡Ah, bueno! ¡Viva la Pepa!
-Y la otra noticia es la que da cuenta de que hay una corriente en el Congreso que intenta eliminar la figura delictiva de la prisión perpetua.
-Bueno la verdad es que de hecho la prisión perpetua rara vez se cumple.
-Quiero reproducir parte de la noticia y les pido a los lectores que reflexionen sobre lo que dicen los expertos, magistrados, que asesoran a las autoridades en el anteproyecto: "Los camaristas federales que integran la comisión convocada por la Secretaría de Política Criminal de la Nación, justifican la decisión al asegurar que la privación de libertad puede agravar los problemas del prisionizado". Añaden: "Se ha comprobado que quienes han estado en prisión vuelven a cometer delitos, lo que revela que el fin para el que debería funcionar el sistema penitenciario no se cumple", comentó la camarista federal Lucila Larrandart".
-¿La señora Lucila estudió y es magistrada para llegar a esta conclusión? ¿Y porque llegó a esta conclusión, que cualquier ciudadano medianamente informado sabe, propone la derogación de la pena?
-¡Es el colmo!
-Es un nivel de falta de sentido común, de sensatez que aterra el de algunos de quienes nos conducen en este país.
-Así que si el sistema penitenciario no funciona, no cumple con el cometido para el que fue creado, en lugar de mejorarlo lo cerramos. ¡Libertad para todos! ¡Qué buena solución eh!
-Y en cuanto a la droga, y como lo propone la kirchnerista Diana Conti, ¡vía libre! No importa que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya dicho clara y taxativamente que la droga mata.
-¡Ah, pero eso sí! Está prohibido fumar en los lugares públicos, en bares, restaurantes y hoteles.
-¿¡Qué grado de locura no!?
-A mí se me ocurre decir, respecto de las penas para los delincuentes, que es cierto (y ya lo hemos sostenido aquí) que en las actuales circunstancias más penas no solucionarán el problema. Pero atenuar las penas, lejos de contribuir a la solución generará más problemas. Esto es tan claro que no me entra en la cabeza, amigo mío, cómo es posible que no se advierta.
-Mire, hay dos razones a las cuales me remitiré para explicar eso. La primera es que es posible que la excesiva ideologización no permita sopesar las medidas que se adoptan. Y la otra es que se conocen los resultados, pero bueno...
-A mí me interesaría preguntarles qué opinan de estas ideas aquellos que fueron víctima de un robo, de una violación, de un secuestro.
-Habría que preguntarle al papá de Luis Orsomarso, ese joven secuestrado y que no aparece, a pesar de haberse pagado el rescate, sobre qué opina de la desaparición de la pena de prisión perpetua.
-Además, se debería hacer una encuesta entre la gente, y escuchar qué piensa sobre la despenalización del consumo y comercialización de droga.
-Quedaría claro una vez más que aquí se legisla y se gobierna en contra de la voluntad popular y no teniendo en cuenta la circunstancia social para la aplicación de medidas.
-Todo esto uno lo puede comprender de ciertos políticos, verdaderos alcornoques o excesivamente ideologizados, pero ¡¿en juristas?!
-O los traiciona el "síndrome del laboratorio", o no comprendieron qué significa el principio de la legislación en base de la necesidad del pueblo y la realidad social y no del principio del autor alemán inspirado en otro contexto.
Candi II
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La Ciudad
