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 domingo, 18 de junio de 2006  
candi
Charlas en el Café del Bajo
-"Legado de bondad", es el título de una carta que me ha enviado una hija. Ha quedado en evidencia, a lo largo de estos años, que no me gusta celebrar el Día de... Sin embargo, no me podía negar a publicar esta brevísima carta, primero porque conocí al padre de la historia y sé muy bien que merece mucho más que este homenaje que le hacemos aquí, y además porque en esta persona yo quisiera homenajear a tantos padres argentinos que lucharon, que aportaron de su encomiable esfuerzo siempre sin reclamar nada a cambio (el gran paradigma del amor) y que una buena parte de la "sociedad de responsabilidad limitada" los tuvo y los tiene en el olvido más denigrante. Padres que han partido temerosos, no sólo por enfrentar el misterio de la muerte, sino doloridos porque sus últimos años fueron de verdadero infortunio por culpa de los gerentes o patrones de la gran sociedad de responsabilidad limitada. Más doloridos aún, porque al partir vieron que sus hijos quedaban a la buena de Dios en un país impredecible. En este hombre quiero homenajear también a tantos padres jóvenes, adultos y ancianos, que son víctimas hoy de esa misma sociedad que a veces no es ya de responsabilidad limitada, sino de irresponsabilidad ilimitada. Padres que lo entregan todo a sus amados hijos, que lo sueñan todo para sus hijos, que no se cansan jamás de trabajar y de hacer lo imposible por la felicidad de sus hijos. Padres que muchas veces son olvidados, sometidos, humillados, por los líderes de uno y otro signo (público y privado) y que aun así siguen porque sus queridos hijos necesitan que sigan. "Piu avanti", como decía Almafuerte, aunque el corazón duela y la pena asfixie. "No te des por vencido ni aun vencido, no te sientas esclavo, ni aun esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo...". Lea la carta, Inocencio.

-"Falta casi un mes para que se cumpla un nuevo aniversario de tu partida. Pero nace hoy en mí la necesidad de escribir para evocarte. Cada noche va una petición dentro de mis oraciones para que tu alma esté en paz y para que desde el lugar donde te encuentres nos sigas protegiendo. No dejaste en este mundo bienes materiales, no los tenías. Pero sí dejaste un legado de bondad, bondad de corazón, genuina, la que nace de dar un pedazo de lo poco que se posee. Nos quejamos muchas veces de tu preocupación extrema, sin entender que no era otra cosa que tu necesidad de demostrar tu amor sin límites. Debo pedir perdón por no haberlo advertido a tiempo y haber renegado de tu actitud. También debo pedir perdón por no haber estado más tiempo a tu lado en tus últimos momentos. Quizás me necesitaste. Pero debo dar gracias por haberte tenido, por haber sido tu hija, por haber sentido que todo el mundo te apreciaba. Para el barrio eras Don Emilio. Te quiero contar que tu recuerdo permanece, que tu legado de bondad vive en tres personas que se te parecen, que cuando te nombran se enorgullecen. A ellas se les empañan los ojos de lágrimas, son tus tres nietos: Ariel, Juliana y Marcos. Gracias por haberlos amado tanto".

-Quisiera hacer un breve homenaje, si me lo permiten, a Alberto, un papá que partió hace muchos, muchos años. Entonces yo tenía apenas 8 años y hacía varios días que no lo veía por circunstancias ajenas al amor que me tenía. Se fue de pronto, muy joven, sin poder despedirse, aunque estoy seguro de que si tuvo algunos segundos de conciencia y reflexión me pensó. Como yo lo pienso ahora, cada vez más seguido. A veces se me ocurre pensar que los dos vamos preparando el reencuentro. No hace falta que diga que me estoy acordando de mi padre. Y por último, como estoy seguro de que hoy habrá por allí algunas lágrimas derramadas le pido al cielo que derrame la paz sobre el alma de los padres ausentes y que la misma paz se derrame, por fin y justamente, sobre los padres que están aquí, siempre luchando por amor a sus hijos. Mi recuerdo y la humilde oración, también, por los padres que han perdido a sus hijos, sumidos en el dolor más grande que pueda enfrentar el ser humano.

-En fin, a todos los padres que hoy estarán al lado de sus hijos: ¡Feliz Día! A los hijos y padres que se sentirán hoy un poco solos o muy solos, ¿qué podría decirles? No hay palabras, sólo esperanza y fe en que el alma no se ausenta. Por eso algunos seguimos, confiando y esperando.

Candi II

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