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domingo,
04 de
junio de
2006 |
Tema de la semana
El nuevo rol de Lavagna en el escenario político nacional
Con la figura de Roberto Lavagna finalmente sucedió lo que muchos dirigentes anticiparon: se instaló en el escenario político nacional como figura de peso a la hora de disputar espacios electorales. La confirmación se desencadenó en la última semana cuando el economista habló en público acerca de cuestiones de Estado y desató decenas de opiniones encontradas.
En silencio algunos, como empresarios e industriales, y a viva voz otros, tal el caso de actuales ministros y legisladores, ven en Lavagna un potencial postulante a cargos de fuste que incluye la misma Presidencia de la Nación. Sucede que el ex ministro de Economía que transitó la gestión del ex presidente Eduardo Duhalde y la primera etapa de la Néstor Kirchner supo construir lazos con diversos sectores sociales a partir del rol que le cupo en la salida de la crisis económica e institucional tras la caída del radical Fernando de la Rúa. Incluso están los que aseguran tener información sobre que el presidente Kirchner decidió apartarlo de su gestión atento el alto vuelo de su figura, esto a pesar del voto por el bajo perfil que el economista profesa.
Cuando abandonó el gabinete prometió a propios y extraños que dejaría pasar un tiempo prudencial para realizar apariciones públicas. El plazo pareció vencer la semana pasada cuando dejó en claro que su opinión no es del todo contraria a la instalación de las papeleras en la República Oriental del Uruguay. Falto de olfato, dijo tal cosa en Buenos Aires y se trasladó a Entre Ríos para recibir un reconocimiento honorífico de una casa de altos estudios, la Universidad de Concepción del Uruguay. Allí mismo ambientalistas que luchan a tiempo completo por evitar tal radicación industrial en la nación vecina lo tildaron de vendepatria a la vez que el gobernador Jorge Busti opinó que Lavagna es “traidor a la causa nacional”. Si Lavagna buscó espacio en los medios a costa de ver su imagen cuestionada, lo logró y con creces. Al punto que también sembró dudas en torno del plan de control de precios para frenar la inflación.
Por si fueran pocas las críticas recibidas, Raúl Alfonsín lo postuló a encabezar una alianza que incluya al radicalismo, sectores del peronismo y el socialismo. Acto seguido, el presidente del bloque de diputados nacionales del Frente para la Victoria, el santafesino Agustín Rossi, señaló que le “duele” que Lavagna critique “cosas que tendrían que haber sido resueltas” durante su gestión en el Ministerio de Economía. “Nos duele que alguien a seis meses de haber compartido el gobierno con nosotros, ahora critique cosas que, algunas de ellas, tendrían que haber sido resueltas o que se tendrían que haber visto durante su propia gestión”.
En tanto, el diputado del bloque Justicialista Nacional, el duhaldista Francisco de Narváez, consideró que hay una “reacción orquestada del gobierno” en contra de Lavagna. El legislador especificó que “esta es la dinámica que el gobierno tiene, la gran contradicción que es decir una cosa y hacer otra: cuando el gobierno habla de pluralismo, debe dar espacio para que ese pluralismo se exprese”. Para el diputado, el ex titular del Palacio de Hacienda “es un hombre de profundas convicciones republicanas y de valores republicanos, un hombre de respeto, de diálogo, de búsqueda de consenso y lo ha demostrado”. Opinó que en abril del 2002, Lavagna propuso ordenar, recuperar, crecer desde lo económico en el contexto de una sociedad que iba saliendo de la peor crisis y “esto creo que es lo que la ciudadanía reconoce en Lavagna”.
Mauricio Macri no quiso quedar fuera de las discusiones vehiculizadas en especial por los medios de prensa porteños y declaró que ex ministro “nunca podrá apartarse de su visión kirchnerista de la realidad” y lo involucró en una “interna” sólo inherente al gobierno nacional.
Con la irrupción de Lavagna se abre un espacio que hasta ahora no había surgido, pues aunque explícitamente todavía no estén junto a él retornan dos figuras clave de los últimos años. Por un lado, el ex presidente Eduardo Duhalde, que ha sido maltratado hasta límites impensables por el kirchnerismo, puede irrumpir nuevamente en escena. Pero por otro también ha dado sus primeras muestras de todavía seguir en carrera otro ex presidente, el eterno Raúl Alfonsín, quien fue el primero en impulsar una eventual postulación de Roberto Lavagna.
Con estas reaparaciones se entiende el nerviosismo del presidente Kirchner, pues los nuevos viejos reaparecidos saben cómo funciona la política, algo que los actuales opositores parecen desconocer.
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