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domingo,
04 de
junio de
2006 |
La esencia del ciclo testimonial "Humanos en el camino"
Gastón Pauls: "Rescato a esa gente que en medio
del barro siempre intenta mirar adelante"
El conductor dijo que siempre lo motivó pensar que las historias contadas podrían ayudar a otras personas
Pedro Squillaci / Escenario
Gastón Pauls se codea con el dolor y no le asusta. "Prefiero crecer en lo humano más que en lo profesional", afirma desde un celular en un hotel céntrico de New York. Está en Times Square, rodeado de carteles luminosos, minutos después que "Iluminados por el fuego", la película de Tristán Bauer en la que es protagonista, fue premiada en el Festival de Tribeca con el principal galardón a una obra de ficción, por ser la mejor obra narrativa. Pauls habla desde el Primer Mundo, pero su mundo está acá a la vuelta. "La recepción de la gente fue increíble, había muchos latinos presentes y la ovación fue unánime. Estoy muy feliz", sintetiza con alegría mesurada.
Otro en su lugar chorrearía glamour, hasta se lo notaría engreído o distante. Pero Gastón Pauls hace la diferencia. Por eso le genera confianza a un ex combatiente o a un sobreviviente de Auschwitz para confesarle su drama. "No es mi intención olvidarme de lo que me contaron para seguir adelante", dice el conductor de "Humanos en el camino". Palabra tras palabra, Pauls confirma en este reportaje que el título del ciclo (jueves, a las 23, Telefé), no es antojadizo. Está cada vez más humano y nunca se aleja del camino.
-¿Qué reflexión te merece tu ciclo "Humanos en el camino", que sigue la línea testimonial de "Ser urbano"?
-Para este segundo ciclo me tentaba profundizar en algunos temas que nos habíamos quedado con ganas de profundizar el año pasado. Y en realidad me siento muy orgulloso, no tanto por mí, sino por el equipo de gente con la que laburé, por Telefé y por la gente que contó sus historias, que contó sus vidas, que muchas veces son dolorosas pero aún mantienen la esperanza.
-¿Cuando te involucrás con temas escabrosos, que pueden herir susceptibilidades, no te da temor generar algún rechazo por escarbar con el dolor?
-Ehh (piensa). La gente que me cuenta su dolor sabe que, en principio, su tema será tratado con respeto, pero además siempre le pregunto por qué me cuentan lo que me están contando. Porque, en definitiva, se lo dicen a la televisión, esto no deja de ser un programa de televisión, y me dicen que primero confían en el medio en que lo hago, y segundo que sienten que ese dolor, esa historia, puede servirle a otra persona para aliviarle el dolor propio. En realidad, pienso mucho en eso, la posibilidad que tenemos en el programa de ayudar a mucha gente.
-Evidentemente también despertás algo en esas personas para que te cuenten cosas íntimas, como si fueses su mejor amigo.
-Sí, en realidad, lo que intentamos siempre, tanto yo, como la persona que está conmigo hablando es que sea una charla. Yo les aclaro siempre que lo que me van a contar saldrá en pantalla y lo van a ver dos millones de personas. Muchas veces está bueno aclararlo, aunque parezca una obviedad, porque mucha gente no tiene noción de lo que la televisión genera. Y a veces les digo: "Mirá, esto no lo voy a poner". Tengo la sensación de que me cuentan las cosas con toda la profundidad porque confían desde donde estoy haciendo lo que hago.
-Se nota que sos permeable a los relatos ¿No te obliga a correrte un poco para que no te afecte tanto?
-No es mi intención olvidarme de lo que me contaron ni es mi intención negar después lo que me contaron para poder seguir adelante, y decir, bueno, ya pasó, para así poder seguir con mi vida. Yo voy a convivir toda mi vida con lo que vi, voy a convivir toda mi vida con los chicos que vi muriéndose de hambre, con los que vi pasándola mal, con la esperanza, con los que se rompen el alma, o los que trabajan todos los días rompiéndose las manos para que este mundo esté un poco mejor. Yo voy a convivir con eso, y es cierto que hay cosas que me duelen muchísimo, que me dejaron mucho dolor, pero también hay gente que me alimentó como persona y me enseñó mucho.
-¿Sentís que ese capital humano es intransferible?
-Sin duda, además, en general en esta vida trato de ver siempre el crecimiento personal antes que el profesional. Es más, el profesional viene directamente relacionado con el personal. Además, es real, mucha gente me enseñó y me edificó, o sea ayudaron a que yo construyera lo que soy, y eso se los agradezco mucho.
-Parecés una isla en el mundo de la TV, ya que la mayoría pugna por sacar ventaja cueste lo que cueste.
-La lucha por el rating por momentos es de un patetismo llamativo y alarmante. Es increíble las cosas que se pueden hacer y las cosas que se dejan de hacer por rating. Hay gente que sé que cree en determinados proyectos y sin embargo van hacia lados completamente distintos por un puntito más de rating. Lo endebles que son ciertas ideologías y ciertas condiciones, o sea, si no funciona una mujer desnuda mostramos un pibe cantando, y si no, vemos. Es muy triste, parece que todo vale lo mismo.
-No sólo eso, tenés que demostrar que servís y rápido, o el minuto a minuto te devora...
-Ah, sí, claro, y si no servís, directo al tacho y que pase el que viene, y no es así, es gente. Ya hemos visto que se ríen de gente, se utiliza gente, si no sirve se va la gente. Antes que nada, todos se merecen un respeto que en la tele no se les está dando.
-¿La esperanza es el común denominador de este nuevo ciclo?
-Mirá, a la esperanza no la quiero fabricar, si no está, no está. Pero me ha pasado que en medio del dolor y a veces del barro y la tristeza máxima, vi gente intentando salir, vi gente intentando mirar para adelante, intentando cambiar sus presentes. Eso quería rescatar, a esa gente que a pesar de su dolor, camina.
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Pauls aseguró que convivirá siempre con las situaciones dolorosas del programa.
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