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domingo,
04 de
junio de
2006 |
Un tema con
múltiples aristas
para evaluar
El tema se puede evaluar desde múltiples aristas", asegura la profesora en Educación especial y terapista ocupacional María José Borsani. "Acuerdo con que los aspirantes traen consigo conocimientos de una escuela primaria precaria que supimos conseguir, y creo que no hay que caer en la queja, ni buscar culpables, sino convocar a todos los implicados que son los docentes, los alumnos y la familia del niño ante un examen, y buscar responsabilidades y complicidades, algo que no es fácil".
La especialista sostiene que la articulación no es sencilla, aun en una misma escuela, y que evaluar el saber a través de una única prueba "siempre ha sido complejo". Para ella, colegios como el Superior y el Politécnico evalúan saberes en función de una población estudiantil que aspiran y seleccionan, pero hay que tener en cuenta que muchos chicos que rinden mal allí se desempeñan luego con holgura en otras escuelas. Y esto tiene que ver también "con la propia inmadurez de los chicos", dice Borsani.
Es que, según ella, algunos llegan a un examen que requiere de construcciones intelectuales que están en los albores del pensamiento abstracto, y "aún no han alcanzado ese momento evolutivo".
Pero además, Borsani cree que actualmente se ha desprestigiado el trabajo intelectual. "No digo volver a un conocimiento academicista, digo que se valora la satisfacción inmediata: aprieto un botón y caliento el café con leche; quiero comer, llamo por teléfono, entonces se entiende que para chicos y grandes sentar la cola en la silla el tiempo necesario que requiere el trabajo intelectual, fastidie. Pero aquí está la diferencia entre lo que es esfuerzo y lo que es zafar, y en esto tenemos responsabilidad directa los adultos", asegura.
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