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sábado,
03 de
junio de
2006 |
Cecilia Milone presenta en el teatro Broadway "Recuerdos surtidos"
"Siempre convivieron en mi vida la chica moderna y la antigua"
La cantante y actriz porteña llega con su nuevo show basado en viejos tangos, boleros y postales del pasado
José L. Cavazza / Escenario
Cecilia Milone llega esta noche al teatro Broadway con su nuevo show, "Recuerdos surtidos", donde canta tangos de la guardia vieja, algunos boleros y también se pone en la piel de una anfitriona a la altura de "la morocha del Abasto", pero de piernas larguísimas, cara angulosa y mirada más profunda que tranquila. De entrada, asegura que su espectáculo es como un viaje por los recuerdos familiares ilustrados por aquellas canciones del pasado.
-¿En tu vida la nostalgia es algo importante, o sólo aparece en el escenario?
-Soy nostalgiosa. Creo que los argentinos nos caracterizamos por el "¡uy! te acordás". De todos modos yo tengo una nostalgia no siempre melancólica, me gusta la nostalgia que tiene que ver con esta especie de fiesta que se da arriba del escenario. Siempre soñé tener una gira nacional con algo mío, desde "Drácula", obra que me permitió estar casi de gira permanente.
-Quien no te conoce bien, dudaría en creer que te la pasás escuchando tangos...
-Bueno, tampoco es tan así (risas). A mí, en general, me cuesta escuchar música cantada. Como compañía escucho mucha música instrumental o Sinatra, porque tiene una manera poco invasiva de cantar. A gente como Liza (Minnelli), Virginia Luque, Gardel, Libertad Lamarque o Julio Sosa, tenés que sentarte a escucharlo preparada.
-Hablabas antes de hábitos porteños, ¿qué significa haber nacido en San Telmo?
-Parece fuerte ¿no?, pero en realidad soy bastante provinciana.
-¿No te sentís una buena chica de barrio?
-Eso no tanto, no soy tan chica de barrio, porque no tengo costumbres de barrio. En ese sentido, soy más de ciudad, más bicho urbano. No hice cosas de barrio, como eso de jugar en la calle o ir de visitas. Era más de meterme en un bar. Cosas de la bohemia en tiempos en que ya no existía la bohemia. Era una pendeja descarada que se iba a leer al Petit Café, lugar que gente de mi generación ni siquiera se enteró de que existió. Me gustaba ir a lugares como el Tortoni, esos rincones recoletos de Buenos Aires donde nadie te molesta y donde hay de todo, borrachos, escritores, lectores, todo mezclado. En realidad, siempre fui una chica de microcentro.
-¿Te molesta pertenecer a una generación rockera? ¿No te sentiste alguna vez desubicada, la chica rara de la cuadra?
-En la adolescencia un poco desubicada me sentí, no voy a negarlo. Pero la verdad, muy poco. Yo tengo la virtud de saber aceptar, no sólo al otro sino también a mí misma. Yo acepté que a mí me gustaban cosas que a los otros no y que a los otros les gustaban cosas que a mí no. Cuando vos aceptás eso los demás también te aceptan. Podés convivir naturalmente con eso. En mí siempre convivieron la chica moderna y la antigua. Por ejemplo, tengo una casa muy tradicional, con mucha cortinita, carpetita y cuadrito maricón, pero al mismo tiempo tengo la mejor super computadora, la última tecnología celular y el mejor televisor. También, me gustan los mensajes de texto pero los mando con sus comas y sus puntos.
-Esta revalorización de la guardia vieja del tango que hacen muchos grupos nuevos, ¿es una actitud sincera o tiene algo de snob?
-Ambas cosas. Como hay gente también que dice que le gusta Piazzolla y sólo escuchó "Adiós Nonino". O que afirman que Piazzolla es genial y que Mores demasiado popular. Otros saben quién es perfectamente Piazzolla y quién Mores. Hay cierto snobismo, es indiscutible, porque ante algo que aparece está el que lo hace porque hay que hacerlo y el que lo siente, pero creo que perdura el que es genuino.
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Fotos
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Milone afirma que el verdedor placer está sobre el escenario.
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