Historias de un movimiento social

Un libro que relata la experiencia asociativa de un grupo de desocupados se presentó en Rosario

Clarisa Ercolano / La Capital

La experiencia de trabajo asociativo llevada adelante por el Movimiento de Trabajadores desocupados (MTD) de La Matanza se diferencia notablemente de la política de lucha de otros movimientos de base piquetera. Los miembros del MTD no aceptaron nunca los Planes Jefas y Jefes de Hogar ofrecidos por el gobierno nacional como solución a la crisis de los sectores carecientes. Autogestionaron sus propios emprendimientos productivos que les permitieron mantenerse y exportar sus productos a países como Italia y Japón. Además, Toty Flores, líder del Movimiento, reseñó junto a otros militantes sociales y estudiosos esta experiencia en un libro: “Cuando con otros somos nosotros”.

La publicación fue presentada en Rosario por la Fundación Nueva Generación Argentina, presidida por Diego Sueiras, quien no dudó en respaldar la edición y también los ideales manifiestos de las personas que, con sus testimonios y experiencias, llenan cada una de las páginas.

Toty Flores se define como un escritor, pero asume ser un rebelde que no canjeó nunca “el hambre por la dignidad”. Junto a Toty, Soledad Bordegaray es otra de las caras visibles de este movimiento con presencia propia en la barriada más populosa del conurbano bonaerense. Bordegaray lleva adelante un proyecto de educación popular y Flores es el motor imparable de los múltiples emprendimientos económicos.

“Estrategias viables para salir del encierro”, eso se encuentra en este libro según las mismas palabras de Jorge Giacobe, encargado de prologarlo. Los miembros del MTD rechazan los subsidios estatales y planes sociales por considerarlos herramientas de dominación y domesticación; sin embrago, aseguran haberse unido a los que no perdieron la vergüenza y haberse reinventado a ellos mismos.

“En ningún lugar está escrito que estamos condenados inexorablemente”, dice Flores, fundador de la fructífera cooperativa La Juanita que actualmente fabrica desde guardapolvos hasta productos de panadería y que se asoció con el mediático diseñador Martín Churba para exportar sus guardapolvos a Japón e Italia.  
Los comienzos
Sin embargo, los inicios no fueron tan auspiciosos; en plena debacle económica, muchos proyectos naufragaban en el intento y la gestión comenzó de la mano de expertas, las Madres de Plaza de Mayo. “Después de los cortes de rutas y las ollas populares, qué les van a dejar a sus hijos”, les replicó la misma Hebe de Bonafini. Así empezó todo. Corría el año 1995.

Actualmente, las ideas están más que claras en el MTD; la panadería La Masa Crítica funciona sobre rieles, hay un costurero comunitario y tienen gran relevancia los proyectos vinculados a la educación, tanto de niños como adultos y aquellos destinados a zanjar la brecha digital mediante la enseñanza de informática.

Temas tales como las grandes distancias entre políticos y necesidades del pueblo y alianzas estratégicas entre grupos de trabajadores congregados por una misma ideología forman parte del libro. Además, no sólo hay testimonios de trabajadores y trabajadoras, también se expresan sociólogos, periodistas y economistas que conocen de cerca esta experiencia, que nació destinada a sobreponerse y enfilarse por el camino de la dignidad y el trabajo.