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miércoles,
03 de
mayo de
2006 |
El premier francés descarta su renuncia
París. - El premier francés, Dominique de Villepin, descartó ayer presentar su renuncia por una supuesta campaña de difamación que involucra a los más importantes políticos de Francia. Esta es la última preocupación de un primer ministro debilitado en los últimos meses por las protestas estudiantiles y los disturbios de la juventud empobrecida.
Los medios de comunicación franceses han estado especulando desde hace días con que Villepin podría tener que renunciar por el escándalo, denominado "caso Clearstream", que aparentemente buscaba desprestigiar a su rival, el popular ministro del Interior, Nicolas Sarkozy.
"En los últimos días, he sido víctima de una campaña de difamación y mentiras vergonzosas, una campaña que me ha conmocionado y herido profundamente. Es suficiente", dijo Villepin al Parlamento mientras los diputados de la oposición de izquierda lo abucheaban. "Nada me alejará de mi deber como primer ministro en el servicio al pueblo francés", dijo Villepin, quien previamente había declarado: "Nada justifica una salida".
Villepin, cuyos índices de popularidad han caído en picada, lucha por recuperar la confianza de los votantes después de las protestas masivas del mes pasado que le obligaron a retirar una polémica ley de empleo juvenil que él defendía como una reforma necesaria. El mandatario descartó convocar elecciones por el escándalo.
El "asunto Clearstream" comenzó en 2004 con acusaciones anónimas de que Sarkozy y otros políticos tenían cuentas en una casa financiera con sede en Luxemburgo llamada Clearstream, y los relacionaba con una venta de fragatas francesas a Taiwán en 1991 en la que se habrían pagado sobornos.
La lista resultó ser falsa. Una investigación judicial se ha concentrado desde entonces en averiguar quién estaba detrás de la acusación y si las máximas autoridades del gobierno se retrasaron en limpiar los nombres de los políticos como una manera de desprestigiarlos.
El escándalo cobró fuerza el viernes cuando el diario Le Monde citó a un alto funcionario de inteligencia que investigó el escándalo, diciendo que Villepin le dijo que el presidente francés, Jacques Chirac, quería una investigación confidencial centrada en Sarkozy.
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