Sobre gustos: Fernando Farina

Fernando Farina es licenciado en teoría y crítica del arte e ingeniero civil, docente universitario y director del Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino y de su anexo, el Macro. Se ha desempeñado como curador en distintas muestras, actuó como jurado en concursos nacionales e internacionales y fue becado por los gobiernos de España y Francia. Integra la redacción de La Capital y actualmente asiste en la programación del Museo del Diario.

-¿Qué guardás en la mesita de luz?

-Muchas cosas, la mayor parte totalmente inútiles, creo que mi cajón es lo más parecido a una cartera de mujer, pero lo más valioso son los apuntes de una novela que empecé a escribir a los quince años. La historia parece sacada de un cuento de García Márquez, la estructura narrativa de uno de Borges, los personajes tienen mucho de los de Cortázar... Un verdadero hallazgo.

-¿Por qué hay que enmarcar una obra?

-Si es para colgar, es más fácil y se deteriora menos, pero siempre es recomendable no enmarcar algunas obras, sobre todo si queremos que duren poco.

-¿El crítico es un criticón?

-Creo que hay muchas versiones en ese sentido que provienen de miles de artistas que piensan que todo crítico es un artista frustrado. Pero los críticos, como dice nuestro santo protector, estamos convencidos de que todo artista es un crítico frustrado.

-¿Cuál es tu color preferido?

-Elijo el turquesa. No hay ninguna razón, aunque pensándolo bien tal vez tenga que ver con los ojos de una chica de la que me enamoré hace años.

-¿Berni, Castagnino o Max Cachimba?

-Los tres. Soy un devorador y juntos también me resultan muy poco.

-¿Si te dieran impunidad, matarías a alguien?

-Tal vez sí; si como alguna vez leí existiera el responsable de todos los males del mundo. Soy de los que creen que hay buenas y malas personas, más allá de las supuestas ideologías, pero todo está muy contaminado.

-¿Qué música jamás te animarías a bailar?

-Todas, soy patético bailando, siempre fui incoordinado. Aprovecho para pedir perdón a todas las que me sufrieron.

-¿Cocinar es un arte?

-Eso sólo lo dicen los cocineros y algunos dueños de restaurantes. Lo curioso es que en el arte también se habla con respeto de la "cocina", sin embargo nunca escuché que un artista se vanaglorie de que su arte sea una cocina.

-¿Qué curan los curadores?

-Muchas obsesiones y malas praxis: las de los artistas de querer ponerlo todo, las de los museólogos de que las obras estén ubicadas en un lugar cerrado y oscuro para protegerlas de la gente, las de los historiadores que se creen que los cuadros sólo sirven para ilustrar lo que ellos quieren contar, las de los políticos que quieren que todo sea masivo, las del público que va a ver las exposiciones como si estuviera con un control remoto en la mano y quiere recorrer toda la exposición en cinco minutos. ¿Sigo?

-¿De qué te arrepentís?

-Tengo muy mala memoria, me olvido de todo, eso me mantiene distante tanto de los rencores como de los arrepentimientos. Mi capacidad de olvido es inversamente proporcional a la importancia que tiene el recuerdo en el psicoanálisis. Tal vez por eso vivo incesantemente proyectando cosas.