|
domingo,
23 de
abril de
2006 |
Indefensión desde el sistema
Hernán Lascano
No es una fatal combinación del azar sino un problema institucional grave. La policía salió a producir resultados frente a la reprochable agresión de un integrante de la fuerza. Lo hizo de manera apresurada, a lo loco, encerrando a inocentes, sometiéndolos física y psíquicamente. ¿El lector puede imaginar qué significa una sola hora de estadía en los hacinados penales de la Unidad Regional II? ¿Y qué implica si la acusación es, además, por lastimar a un policía? Ellos no pasaron una hora. Pasaron 336.
La policía pudo hacer lo que hizo porque el sistema judicial, que se fía de los informes y acusaciones que la policía elabora, no obró con la celeridad ni la eficiencia que correspondían. El caso cayó en un tribunal de instrucción que está vacante. A los albañiles los dejaron presos a raíz de una indagatoria producida por un testimonio -el de un vigilador privado- a todas luces débil o falso. Ningún otro elemento. Por la palabra de una sola persona, dos individuos solamente culpables de estar en el lugar de un delito fueron acusados de estar vinculados.
El magistrado que subrogaba en el juzgado vacante se fue de vacaciones porque durante la feria había estado en turno. Entonces vino otro juez que tuvo que imponerse de la causa. Todo ese movimiento de magistrados lleva un tiempo que, para los acusados, era de humillación y angustia crecientes. El juez que llegó terminó dándose cuenta de lo ocurrido y resolviendo. Los dos jóvenes desvinculados y su defensor están sinceramente agradecidos con él. ¿Pero entretanto? Entretanto -casi excluyentemente si son débiles o no tienen ni voz para hacerse oir- el sistema puede ofrecer humillación y angustia crecientes. Ni el Poder Ejecutivo ni el Poder Judicial explicarán a Néstor Vera y Alejandro Nogueras que estuvieron 14 días sufriendo por nada. Y que nadie es responsable.
enviar nota por e-mail
|
|
|