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domingo,
23 de
abril de
2006 |
Historias
La CGT de
los Argentinos
"Ciudadano distinguido de Rosario". Así declaró el Concejo Municipal por estos días al legendario dirigente Héctor Quagliaro y puso el acento sobre la militancia de un hombre que fue protagonista de uno de los hechos históricos más relevantes del sindicalismo como fue la CGT de los Argentinos, aquella organización que se consolidó tras el Congreso Normalizador "Amado Olmos" el 28 de marzo del 1968 con una consigna lapidaria: "Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra" y "Unirse desde abajo y organizarse combatiendo".
Desde la trinchera rosarina, Quagliaro se puso al frente de los ideales que pregonaban una nueva forma de hacer sindicalismo y que protagonizaron "verdaderas gestas de resistencia popular a la tiranía militar de Onganía como las jornadas históricas del Rosariazo", declaró el concejal Nire Roldán, autor de la iniciativa para distinguir al dirigente local, en coincidencia con el 38 aniversario de la creación del nucleamiento.
El papel de la CGT de los Argentinos "fue el más concreto de los intentos de conformar una organización de dimensión nacional capaz de expresar una clase obrera en transición, dispuesta a reformular sus instrumentos reivindicativos, pero sobre todo su marco político, para responder a la reestructuración del perfil de acumulación capitalista -y a su correspondiente sistema de poder institucional y disciplinamiento social- que supuso el golpe militar de junio de 1966", expresó Carlos Eichelbaum en la historia de ese movimiento publicada en la revista "Los 70".
En Rosario, la CGTA toma forma a partir de un plenario conformado por 27 gremios el 17 de abril del 68, encabezado por Quagliaro -dirigente y secretario general de la Asociación Trabajadores del Estado- quien desde entonces pasa a ser el titular de la regional local.
La CGTA "surgió como una respuesta combativa a las variantes de adaptación al régimen generadas por las conducciones burocratizadas del sindicalismo peronista, nucleadas en las 62 Organizaciones con la hegemonía de la Unión Obrera Metalúrgica de Augusto Timoteo Vandor", explica Eichelbaum. Con la CGTA empezaron a asumir como un hecho el fin de la condición movimientista original del peronismo, su quiebre en varios peronismos.
En sus tres o cuatro años de existencia efectiva, la CGTA intentó la convergencia del activismo sindical y político del peronismo con expresiones de la izquierda. Lo consiguió, de manera parcial, incompleta, a veces conflictiva. También, en el del encuentro en la acción entre ese activismo y grupos de intelectuales, profesionales y artistas. Fue el escenario en el que se desarrollaron experiencias de militancia artística como las del pintor Ricardo Carpani, o las del Grupo Cine Liberación, que permitió la filmación de la película "La hora de los hornos" de Solanas y Getino.
El enfrentamiento con el régimen militar se profundizó el 30 de junio de 1969, cuando un comando ingresa en el local central de la UOM y da muerte a Vandor. Muy pocas horas después, el gobierno concretaba la ocupación e intervención de la Federación Gráfica Bonaerense y la mayor parte de los sindicatos integrantes de la CGTA. De allí en más, la CGTA ingresa en una etapa de luchas constantes, y en un proceso de lento desgaste de su poder organizativo. Se trata de un desgaste que es a la vez transformación. Sus cuadros van integrándose en otras formas de lucha, en organizaciones políticas y armadas.
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