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domingo,
16 de
abril de
2006 |
Opinión: ¡Qué semanita!
Luis Alberto Yorlano / Especial para Ovación
Me pareció inadecuado titular en el fútbol "semana trágica" para no recordarles los comentarios que hemos leído reflejando los hechos políticos ocurridos en la Argentina. Pero, la verdad, ganas no me faltaron. Pudo haber sido trágico el enfrentamiento de los hinchas-delincuentes de Central y Boca el último domingo, cuando los canallas volvían de Buenos Aires y los xeneizes retornaban a la Capital Federal después de ganarle a Colón en Santa Fe.
Fueron casi trágicas, o por lo menos de muy mal gusto, la declaraciones del presidente Pablo Scarabino cuando por Radio 2, en diálogo con Nacho Suriani y Alejandro Cachari, aseguraba que
su club no tiene barrabravas, cuando toda la ciudad conoce la relación
Pillín-comisión directiva. En un país
con ganas de erradicar este flagelo,
ya los estarían procesando como partícipes de una asociación ilícita.
Hubo una denuncia realizada por un miembro de la comisión que recibió una amenaza telefónica, que la voz le habría resultado conocida y que pertenecería a un barra. Cuando este señor fue integrante de la famosa barra del Turco y hoy convive con estos igual que el presidente. Y algunos aseguran que un familiar del que hizo la denuncia le habría abierto la puerta a los de la tribuna de Regatas cuando pegaron y corrieron a los hinchas porque agraviaban a la comisión.
No le hubiera venido mal el término trágico si le hubiera ocurrido lo
de Tiro Federal a cualquiera de los dos equipos grandes. Pero inteligentemente, al presidente nunca le preocupó descender y ahora, seguramente, le buscará la parte positiva a la pérdida de categoría y le servirá para consolidar al club desde un punto de observación diferente y dejando de lado a los prestadores de jugadores incapaces.
Si algo faltaba para cantar "cartón" (como en el bingo), el Central de Pablito quedó afuera de la Libertadores dejando
a su hinchada un gusto demasiado amargo y con pocas ganas de apoyarlo.
La otra que no tiene nombre fue el viaje de Ortega a Chile cuando el
equipo del Parque enfrentó a Unión Española. No viajó por un problema gastrointestinal, aunque después se le puso un avión privado para ir a Chile
y, encima, no estar ni en el banco.
Esto no es trágico, pero ¿no es cómico?
En lo futbolístico, estos últimos partidos dieron muestra cabal de
la falta de capacidad de reacción.
En Newell's alguien tiene que decirle a Spolli que es jugador de fútbol y no boxeador. No se puede hacer expulsar
de la manera que ocurrió en el cotejo
ante los chilenos. Primero por lo infantil de la jugada y segundo por dejar
a su equipo con diez, sabiendo que
no está en condiciones de regalar nada.
A Central se le viene la noche
cuando tiene que atacar. Plantea
las cosas para el contragolpe y
le cuesta tomar la iniciativa. ¿Hasta cuándo Coudet? Cuando salió, el equipo fue otro. La última: ¿así que se viene Belloso? ¿Por qué no vuelven a la
carga por Cámpora? Se desvive por
jugar en Central a pesar que tuvo que pagar para que le dieran el pase (los dólares los puso el Galgo Dezotti,
cuñado del goleador). Que se van a animar, eso sería demasiado vergonzoso.
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