Atletismo: nuevo récord de Balliengo en lanzamiento de disco

Superó su propia marca sudamericano durante el Grand Prix de Rosario

Rodolfo Parody / Ovación

El disco se elevó y descendió para caer a 66,32 metros. Jorge Balliengo sabía que el lanzamiento había sido excelente, pero esperaba la confirmación de los jueces. Entonces sí, pegó un grito y los aplausos acompañaron el festejo, al superar el récord sudamericano que estaba en su poder de 64,69. Fue el momento de mayor emotividad de la tercera etapa del Grand Prix Sudamericano que se desarrolló en la mañana de ayer en el estadio municipal Jorge Newbery y organizó la Asociación Rosarina de Atletismo.

El primer atleta rosarino en competir en un Mundial vivió con intensidad ese instante, que le permitió ganar la medalla de oro en el Grand Prix. Después, volvió a la mesura de siempre. "La marca me pone recontento, pero yo ya estoy pensando en competir mañana (por hoy, en Santa Fe) y en entrenar el lunes, porque pretendo lanzar mucho más. En realidad, lo que me da mayor felicidad es que estoy bárbaro de la espalda, tras la operación de la hernia de disco", manifestó.

"Cuando noté cual era la dirección del viento, pedí que se cambiara la jaula de lanzamiento que se tenía previsto utilizar. La verdad que las condiciones climáticas eran las ideales. La semana pasada, en Buenos Aires, hice un lanzamiento nulo de 65 metros y sabía que ahora me podía ir bien, aunque no tanto", manifestó el rosarino. Y agregó: "el primer tiro, que fue casi de 64 metros, lo hice muy despacio para no hacer nulo. Ahí comprobé que estaba en condiciones de lograr un buena marca".

"No tiene techo", expresó uno de los que se arrimaron para ver en acción al campeón sudamericano. La frase es un lugar común en la carrera ascendente de Balliengo desde sus comienzo en el lanzamiento de disco hace apenas cuatro años.

El abrazo emocionado con su entrenador, el santafesino Adrián Marzo, tuvo su explicación: "Es el que más sufre de los dos. Siempre me acompañó, hasta en los momentos más difíciles. Pero tampoco puedo olvidarme de mi vieja, que siempre la veo llorar cada vez que logro una marca, de mi viejo, que se vuelve loco, y de mi hermano, que me llama siempre que compito desde la Rioja donde vive. Por más que tire 80 metros, todo eso respaldo que me dan no se las voy a terminar de pagar nunca".

"Aunque parezca mentira, recién en los próximos días voy a recordar lo sucedido. Para mí, esto ya pasó y ahora hay que mirar hacia adelante", aseguró. Con esa pensamiento, competirá hoy en Santa Fe, en la cuarta etapa del Grand Prix.