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 domingo, 16 de abril de 2006  
Un hogar para de escasos recursos necesita voluntarias
El sitio depende de la Catedral, pero sus internas no necesariamente deben profesar la religión católica

Los ancianas con escasos recursos tienen un lugar de cobijo y contención en zona sur. Se trata del Hogar San Vicente de Paul que depende de la Catedral y hace varios años abrió sus puertas, pero realiza un trabajo silencioso que pocos rosarinos conocen. El lugar necesita de la mano de más voluntarios, para ayudar a las ocho internas de más de 60 años, autoválidas y de condición humilde que allí se alojan. Algunas están completamente solas, no tiene ningún familiar cercano que se encargue de ellas y otras, no cuentan con ningún apoyo afectivo de su entorno. Quienes cuentan con pensión o jubilación prestan una colaboración económica mínima, de acuerdo a su bolsillo. Y si carecen del beneficio previsional, la entidad les tramita un subsidio. Todo un hogar.

La entidad, situada en Esmeralda 2921, está dirigida por la Conferencia Nuestra Señora del Rosario de la Catedral Metropolitana, dependiente de la Sociedad San Vicente de Paul del país.

Es una casa antigua y de grandes dimensiones. Tiene capacidad para treinta mujeres, pero actualmente aloja a sólo a ocho que se manejan por sí solas, porque allí no disponen de personal médico permanente.

Cuando una residente necesita de atención profesional continua, los encargados del Hogar la derivan a un geriátrico. La casa cuenta con un médico auditor que visita a las mujeres y un consultorio. Y los encargados son quienes les facilitan medicación gratuita a las internas.

Para alojarse en el Hogar, las mujeres deben realizar una colaboración económica mínima, pero si carecen de recursos la institución les tramita un subsidio de 125 pesos por intermedio de Promoción Social de la Municipalidad.

"Hay señoras que cobran de pensión muy poco dinero y no pueden conseguir pagar ni una pieza. Acá cada una aporta lo que puede. Están las que tienen 125 pesos para abonar, y las que sólo pueden depositar 80 pesos. Por poca plata tienen todas las comodidades", comentó José María Misuracca, presidente de la Conferencia.

El Hogar cuenta con un grupo de voluntarias. Mujeres que hacen de la solidaridad su vida, simples amas de casa como Juanita o empleadas, como Elba y Ana María, que no dudan en dar su tiempo a los demás y desean que muchas más se sumen a su labor (ver aparte).


Buen trato
En los dos últimos meses, el municipio cerró dos geriátricos truchos. A diferencia de esos lugares donde la mala higiene, el hacinamiento y el abandono es moneda corriente, el Hogar San Vicente de Paul se mantiene impecable y otorga un buen trato a las ancianas. En la casa no hay malos olores ni postales de tristeza. Hay clima de alegría y cuidado.

Las ancianas pueden salir y entrar del Hogar en el horario que quieran. Como están saludables, algunas van a la peluquería e incluso están las que trabajan.

La casa tiene más de cien años y una importante arboleda. Dispone de una habitación para costura, donde las mujeres arreglan ropa de donaciones. Y un living y un pequeño jardín donde reciben visitas como la del padre José Luis Bayo, el director espiritual de algunas de las ancianas.

Es que el sitio depende de la iglesia Catedral, no obstante no es condición ser católica para ingresar.

En las instalaciones del Hogar, tiempo atrás se levantaba un asilo destinado a viudas con hijos, donde funcionó una escuela de San Vicente de Paul. La propiedad fue donada en 1910 por Rafael Calzada y su esposa Celina González.
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