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domingo,
16 de
abril de
2006 |
¿Cómodo
micro?
Acabo de volver de Buenos Aires, ya es de noche y leo en La Capital del 11 de abril, página 4, que "un millón de pasajeros por mes usan la Terminal de Omnibus de Rosario". Y me quedo pensando: si tanta gente es fiel a las empresas que operan en ese ámbito, ¿cómo pueden algunas de ellas subestimar al pasajero, aprovecharse de él y brindarle, en algunos viajes, un deleznable servicio? Hoy lo viví en carne propia. Saqué con anticipación el pasaje de regreso a Rosario por la empresa General Urquiza desde Retiro, en su horario de las 14.30 que se anunciaba a Córdoba. El arribo del coche a la plataforma Nº22 ya fue un sacudón espiritual que hacía tambalear la confianza. El modelo del bus, digno de un museo histórico, hacía temer que también nos aguardaría un sacudón físico, al padecer las incomodidades internas. Y se cumplió. Asientos deshilachados, sin espacio suficiente, con respaldos vencidos. Todo el ámbito era precario, gastado, obsoleto. Mi plegaria se centró en que el motor y los neumáticos no hicieran juego con el deterioro a la vista. Pero no tuve suerte. Una goma posterior, recapada, se deshizo antes de llegar a San Nicolás. Nos pidieron que bajáramos 15 minutos para cambiarla, pero fueron exactamente 60 minutos. Desde las 17.40 a las 18.40, hora en que hubiéramos debido estar en Rosario. Pregunto, ese micro de la empresa General Urquiza, que todavía no ha sido noticia policial, ¿seguirá circulando? Su patente es DCM 354 y el coche Imega Nº269, que como detalle que parece una burla en su costado luce un diseño de un asiento reclinado y un pasajero feliz con el eslogan: "Cómodo bus".
Olga Bressano
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