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domingo,
09 de
abril de
2006 |
Desaparecidos: los restos de María Lanzillotto están en La Rioja
La Rioja.- Los restos de María Cristina Lanzillotto, asesinada durante la dictadura militar en noviembre de 1976 e identificados por una pericia antropológica el año pasado, tras ser hallados en una fosa común en el cementerio de Avellaneda, llegaron este fin de semana a La Rioja donde permanecerán junto a sus familiares unos días para ser trasladados luego a Santiago del Estero, donde serán sepultados.
Lanzillotto fue secuestrada por fuerzas militares de su vivienda situada en la localidad bonaerense de Pergamino el 17 de noviembre de 1976. En ese mismo secuestro se llevaron a su esposo, Carlos Cacho Santillán y a sus hijos, que luego aparecieron. Unos días antes también habían secuestrado a su hermana melliza, Ana María, que sigue desaparecida.
Hasta el año pasado, las mellizas Lanzillotto integraban el listado de desaparecidos, pero como producto de un esfuezo de años del Equipo Nacional de Antropología Forense, los restos de María Cristina fueron identificados en junio del año pasado, entre los 342 que se encontraron en fosas del cementerio bonaerense de Avellaneda, provincia de Buenos Aires.
Su cuerpo evidenciaba haber recibido balazos en la espalda, la pelvis y otras partes del cuerpo.
Alba Lanzillotto, actual secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo dijo a la prensa local que los restos de Tina permanecerán en esta provincia durante esta semana, hasta que sean trasladados a La Banda, Santiago del Estero, según el deseo de sus hijos.
Según los testimonios que se han podido recoger hasta la fecha, luego de ser secuestrados, Tina y su esposo fueron trasladados a la comisaria de San Nicolás.
Un empleado de aquella comisaría recordó a la familia que Cacho fue torturado, picaneado en una de las oficinas, en tanto de la habitación donde estaba Tina, el empleado vio salir a dos militares que comentaron: “Al primer golpe la matamos”.
Sin embargo, luego se pudo saber que otras personas vieron al matrimonio en centros de detención como el Pozo de Banfield o de Quilmes, el último rastro lleva al Vesubio.
“Por lo que sabemos, a Tina la vieron un solo día ahí y se ve que después la trasladaron, que era lo que decían cuando los llevaban a fusilarlos”, comentó Alba a la prensa riojana.
Algunos de los detenidos en el tristemente célebre Vesubio señalaron que podían escuchar cómo, afuera del lugar, se fusilaban personas. “Otros dicen que en el cementerio de Avellaneda tenían un cuarto donde los fusilaban y ahí nomás los tiraban en una fosa”, acotó.
Los otros integrantes de la familia, María y Jorge, hijos de Tina y Cacho fueron abandonados en el jardín de una iglesia, en Rosario, Santa Fe.
Una vecina los oyó llorar, avisó al sacerdote y le pidió cuidarlos. Los chicos estuvieron durante algunos meses con la vecina, que pensó en adoptarlos, pero luego decidió hacer pública la situación de los menores y buscar a su familia.
Casi 30 años después, en el marco de una propuesta impulsada por la Comisión por la Memoria de la ciudad de La Plata, la directora de un colegio de Pergamino inició una investigación junto a docentes y alumnos para rescatar historias de desaparecidos víctimas de la dictadura militar. Escogieron a la familia de Tina, contactaron a sus hijos y recolectaron diversos testimonios.
La hermana melliza de Tina, Ana María, también fue secuestrada (estaba embarazada) junto a su marido, en 1976, unos meses antes que su hermana. Los datos que se conocen de ella son pocos, sólo se sabe con certeza que tuvo a su bebé en cautiverio, explicó Alba.
Hoy, como secretaria de las Abuelas de Plaza de Mayo, continúa la búsqueda de ese sobrino o sobrina. “Tengo la ilusión de que Anita tambien esté en Avellaneda, porque ellas nunca se separaron, aunque acá no dependía de ellas, sino de unos asesinos a los que no les importaba nada”, afirmó Alba. (Télam)
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