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 domingo, 09 de abril de 2006  
La matanza: dos años preso por un crimen que cometió su hermano

Buenos Aires.- Un tribunal de La Matanza absolvió a un joven de 29 años que estuvo dos años preso en la cárcel de Olmos por un crimen ocurrido en octubre del 2003 que en realidad había cometido su hermano, actualmente prófugo, indicaron fuentes judiciales.

Se trata de Walter Daniel Miño, alias Yiyi, quien fue absuelto por el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de La Matanza, luego de que los fiscales del juicio no formularan acusación en su contra.

El inocente de 29 años, que fue detenido el 8 de marzo de 2004, dijo estar contento por recuperar su libertad pero triste por la situación de su hermano prófugo, y adelantó que iniciará un juicio al Estado porque los dos años de cárcel le arruinaron la vida.

Miño estaba acusado de haber asesinado en octubre de 2003 a Daniel Pablo Santolíquido, de 22 años, de una puñalada en el pecho durante una pelea ocurrida en la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere, La Matanza.

Durante sus alegatos, los fiscales Claudio Polero y Julio Panzoni dejaron en claro que en la audiencia se comprobó que el verdadero asesino era el hermano del imputado.

Al no haber acusación en su contra, los jueces Alfredo Drocchi, Néstor Bue Roca y Nora Volpicina, ordenaron de inmediato la libertad de Miño y le pidieron perdón en nombre de la Justicia.

Al respecto, el abogado defensor Hugo López Carribero, contó que “los jueces le pidieron perdón a Miño no sólo porque estuvo preso cuando era inocente, sino también por los dos años que tardó en llegar el juicio oral”.

“Fue una verdadera injusticia, esta es una causa que podría podría haberse resuelto en seis meses o a lo sumo un año”, agregó el letrado.

Lo curioso del caso es que durante la misma instrucción, los testigos clave del hecho dejaron en claro en sus declaraciones que el verdadero autor del crimen era Héctor Miño, alias Ollín.

En el juicio, según fuentes judiciales, una testigo presencial del crimen que al igual que en la instrucción ratificó que el asesino fue Héctor, dijo: “Yo no entiendo por qué lo metieron preso a Yiyi”.

Incluso el propio Walter, en una ampliación de su declaración indagatoria y durante el juicio, delató e incriminó a su hermano Héctor al afirmar que vio que tenía un cuchillo sin mango ensangrentado en la mano y que le dijo: “Le di”, en referencia a la puñalada.

El responsable de la instrucción judicial contra el inocente fue el fiscal Mario Maza, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1, y el juez de Garantías que convalidó su actuación fue Marcelo Dau.

En tanto, en el caso también intervino la Cámara de Garantías y Apelaciones de La Matanza.

“Si bien está claro que en todas las instancias hubo fallas, no puede ser que la Cámara, que debe revisar las actuaciones, cuando envió la causa a juicio, haya ignorado por completo los testimonios de los testigos que desincriminaban a Walter Miño”, dijo una alta fuente judicial.

El hecho ocurrió a las 20.30 del 27 de octubre de 2003 en la intersección de las calles Rocamora y Zelada de Gregorio de Laferrere.

Allí, por una vieja enemistad del barrio, el prófugo Héctor Miño protagonizó una pelea con Santolíquido y le aplicó un puntazo en el tórax que le perforó el corazón.

La pelea se desarrolló en la esquina de la casa de los Miño y mientras se estaba bañando, Walter escuchó que su hermano estaba en problemas, por lo que salió en toallón a la calle, corrió a socorrerlo y cuando intentaba separarlos, vio a Santolíquido huir del lugar.

Malherido, la víctima salió corriendo y cayó a pocos metros, luego fue trasladada al Hospital Materno Infantil de Gregorio de Laferrere, pero llegó muerto.

Los testigos vieron a ambos hermanos y por eso la policía y el fiscal consiguieron órdenes de detención para ambos.

Sin embargo, al único que lograron atrapar fue a Walter, que pese a tener testigos a favor suyo que aclararon que él no había cometido el crimen, siguió en la cárcel hasta el juicio oral.

El caso de Walter Miño registra, en el Departamento Judicial de La Matanza, varios antecedentes de otros inocentes que estuvieron presos por delitos que no cometieron. (Télam)


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