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domingo,
09 de
abril de
2006 |
Yo creo: "Tinelli y su clásica comodidad"
Pedro Squillaci / La Capital
Se llama clásico a algo "que no se aparta de lo tradicional, de las reglas establecidas por la costumbre y el uso", según el diccionario de la Real Academia Española. Se habla de un corte de cabello clásico, de un traje clásico o de los clásicos empates del clásico de la ciudad. Marcelo Tinelli ostenta el privilegio de ser un clásico de la televisión argentina. La pantalla chica se retroalimenta y se repite, pero también innova, en una búsqueda constante de satisfacer a ese televidente que también cambia todo el tiempo. Tinelli es el abanderado de esa fórmula que promueve más de lo mismo. Y lo curioso es que a la gente no le molesta que Marcelo cambie de canal (estuvo en tres emisoras distintas en las últimas tres temporadas), pero no soporta que el programa cambie de formato. Quizá no lo manifieste en esos términos, pero lo evidencia cuando sube el encendido en cada debut de Tinelli. Los picos de 36 puntos del "Showmatch" del jueves le están diciendo a Tinelli que siga con su gatopardismo, que "cambie para que nada cambie". Es más, su programa puede irse de un canal a otro, hasta puede cambiar de nombre, pero nunca de contenido. Eso sería una traición para los tinellimaníacos. Los 17 años al aire dan fe de esta constante. Pero Tinelli no es el inventor de esta fórmula. Basta tomar como medida los casos de Mirtha Legrand, con sus interminables almuerzos; Gerardo Sofovich, quien tuvo durante años en el aire sus "Polémica en el bar" y "La peluquería de Don Mateo"; Susana Giménez, la diva de los teléfonos, que ahora hasta se da el lujo de tener en ascuas a Telefé y amenazar que en el 2006 se tomará un descanso de la pantalla. Y hasta cayeron en la fácil los que alguna vez revolucionaron una forma de hacer periodismo en la pantalla chica, como "Caiga quien caiga". Pero, cuidado, que se esforzaron por hacer buenos informes y mantener la mordacidad intacta. Ahora bien, si Tinelli es tan poderoso que lo buscan en todos los canales, ¿por qué no tiene la suficiente espalda como para arriesgar y hacer algo, todos los días y en una emisora fuerte como en la que está, que sea completamente diferente de lo que venía haciendo? Las mieles del éxito seducen y seguramente el pibe de Bolívar no anda con ganas de bajar algunos peldaños. Clásica comodidad.
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