Cambio de manos en el sector de la maquinaria

Los hermanos santafesinos Juan Angel y Oscar Alfredo Chagalj compraron el 75% del paquete accionario de la fábrica de sembradoras Schiarre, previo pago de 5,9 millones de pesos. En marzo, y a poco días de hacerse cargo de la firma ubicada en Marcos Juárez ya están lanzando al mercado una nueva sembradora que cuenta con tecnología de última generación.

Se trata de la CDX 2500, una sembradora tanto para granos gruesos con sistema monograno como para granos finos a chorrillo y admite regular la distancia entre surco y surco con una variedad que va de 17,5 a 21, 35, 42, 52 y 70 centímetros, explicó Efren Ulla, presidente de Schiarre.

Los Chagalj se hicieron cargo de la compañía en marzo y su desembarco llegó con aires de cambio. Los hermanos tienen experiencia en el área agropecuaria, aunque no en la fabricación de maquinaria. Oscar cuenta con una concesionaria de acoplados para camión en Alcorta y Juan una concesionaria de maquinaria agrícola en Whilrreigt, donde desde hace años vende sembradoras Schiarre, además de campo y equipos de trilla.

Schiarre, una de las marcas más tradicionales en el mercado fierrero, salió a l a venta luego del fallecimiento de Oscar Coego, líder del grupo Sofama, que controlaba la fábrica. Como no estaba organizada la sucesión, los accionistas decidieron concentrarse en la actividad de su fábrica implementos agrícolas y vender Schiarre.

El origen de la compañía se remonta a la década del 40 y nació en Inriville, de la mano de Nazareno Schiavoni. Desde 1986 la empresa estaba bajo el control de Sofama, una fabricante de agropiezas de Teodelina, Santa Fe. En los últimos años, las ventas de Schiarre rondaron las 150 sembradoras, incluyendo las exportaciones a Uruguay y Bolivia, pero la capacidad de producción es de 230 máquinas anuales. En 2005, facturó 8,7 millones de pesos.


Fusiones y adquisiciones
Alfredo Escoda, magister en finanzas y titular del estudio local Escoda & Asociados, participó del proceso de venta de la empresa Schiarre. Desde su punto de vista, no es improbable un futuro agitado en materia de fusiones y adquisiciones en el sector de las empresas de maquinaria agrícola. "En la medida de que no se expanda los mercados interno y externo es lógico que nos veamos en presencia de empresas a la venta o bien que se vean obligadas a fusionarse o abrir sus puertas a capitalistas que le permitan tomar el oxígeno necesario para seguir con vida en un mercado cada vez mas competitivo. En muchos casos las pymes por cuestiones de escala son superadas en ventas por los líderes de mercado en cada categoría y tendrán que tomar medidas porque sino las grandes se las comerán", señaló.

"Luego de la debacle del 2001 surgió una gran cantidad de pymes, talleres metalúrgicos devenidos en fabricantes de maquinaria agrícola. Acompañados por el boom en los precios de la soja y una demanda latente, sus productos se vendían como pan caliente. Era común pedir un 50% de anticipo y financiar el resto contra entrega. Esto fue cambiando gradualmente y la intervención de los bancos se hizo indispensable. Las empresas que no generaron oportunamente su propio capital de trabajo se ven sometidas a endeudarse. Muchas perdieron la posibilidad de capitalizarse", precisó Escoda.

P.M.