Año CXXXVII Nº 49068
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 domingo, 02 de abril de 2006  
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No es fácil definir a Salvador Trapani; sin dudas en la generalidad se podría decir que es actor y músico, pero hay más. Es luthier de instrumentos "excéntricos", monologuista (con un personaje paródico de los políticos), es un comediante desopilante pero ingenioso. Hizo café concert pero ahora llena teatros, y la televisión comenzó a acercarse a su mundo.

-¿Qué guardás en tu mesita de luz?

-Insomnios, algún libro que nunca termino de leer, una radio, un velador y nuevamente algún libro pero que ya terminé de leer y cada tanto leo nuevamente.

-¿El hombre orquesta es un morfón y le saca trabajo a otros músicos?

-De ningún modo. De hecho ejecuta varios instrumentos y en muchas oportunidades actúa junto a bandoneonistas, guitarristas, teclados, orquesta de cuerdas, percusionistas. Lo que sucede es que este tipo tiene tanta música adentro que necesita, y a veces cree que puede, interpretar al mismo tiempo varios instrumentos, él solo.

-¿Si te dieran impunidad matarías a alguien?

-No. Ya lo han hecho demasiados en nuestro país; amparados en la impunidad del poder han matado a miles de personas.

-¿Qué hay de cierto en eso de los sonidos del silencio?

-Es la pura verdad, los sonidos del silencio son los más profundos, sutiles y, paradójicamente, a veces ensordecedores.

-¿Si te otorgaran un premio, tipo los Oscar, el Martín Fierro o el rosarino Magazine, cómo serían tus palabras de agradecimiento?

-Sencillas.

-¿Qué música nunca te animarías a bailar?

-Ninguna en particular. Toda música conlleva algún tipo de danza; toda música es bailable, si está en nosotros el deseo de danzar.

-¿Cuánto de Germinal tienen los políticos?

-Poco. De tener más cosas de Germinal, los políticos y la política tendrían un mejor pasar, mejor imagen, mejor humor y más sentido común. Y todo esto redundaría en un acentuado sentido de autocrítica y menos soberbia.

-¿Por qué tus instrumentos son excéntricos?

-Porque son fuera de lo común. No los comprás en una casa de música. Porque son instrumentos musicales cuya alma estaba destinada para otra cosa, una olla, un serrucho, las copas, campanitas de grifos, una lata de yerba. Todos tenían un destino y una utilidad definida, yo como artista decido transformarlos. Trabajo mucho para extraerles sonidos, luego melodías. Son excéntricos porque están fuera de eje, literalmente eran una cosa y el arte los hizo otra.

-¿Qué le dirías a tu peor enemigo?

-Nada.

-¿Hay alguna calle de Rosario a la que quisieras cambiarle el nombre? ¿Por qué y qué nombre elegirías para "rebautizarla"?

-Entre otras, Presidente Roca por Pocho Lepratti, Riccheri por Pichincha o Alberto Olmedo.

-¿Por qué la música clásica es la única seria y cuál sería la chistosa?

-Es un concepto erróneo esto de la música seria puesto que grandes compositores clásicos se han divertido con la música y lo han volcado a la partitura: Mozart, Strauss, Saint-Saenz. En realidad esto de música seria está puesto por una determinada clase social pacata en un momento histórico pero creo que por suerte, y por el trabajo de mucha gente, esto ha cambiado. Ya no es tan fuerte este concepto. Y la música chistosa podría considerarse la con escaso nivel de elaboración. La música clásica no tiene la exclusividad en cuanto a seriedad, la hay chistosa y aburrida. En música popular hay una gran variedad de ritmos y estilos maravillosos, divertidos, chistosos, como también composiciones serias, tradicionales, aburridas. Sintetizando, hay de todo, ¿vio? Serios, chistosos. Chistosos, serios. No, no, en serio, ¡no es chiste!

-¿De qué te arrepentís?

-De no haber leído más.
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