Entrevista. El integrante de la Corte Suprema asegura que el país necesita un ejército de jueces

Zaffaroni: "Las cárceles están llenas de bobos"

El magistrado apuntó así a la estructura del sistema penal, que distingue delincuentes "de calle" y de "cuello blanco"

El colmado auditorio del Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral lo escucha con un silencio elocuente, impregnado de respeto. Eugenio Zaffaroni abre su disertación resaltando el "gran honor de poder volver a casa" y, al cabo de dos horas, la platea sigue con la misma concentración del primer instante su conferencia académica, mientras no cesan de hacerle preguntas.

Desde su poltrona de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el reconocido jurista y tratadista penal sigue siendo fiel a sí mismo. Así como desgrana con exquisitez didáctica ante el auditorio -compuesto mayoritariamente por jóvenes estudiantes que escuchan como si estuvieran en misa- su progresista visión de la concepción binaria del derecho penal, se sincera ante el grabador del periodista con una frase que tiene el copyright de un Zaffaroni auténtico: "Las cárceles argentinas están llenas de bobos, porque es mucho más fácil atrapar a los bobos que a los inteligentes".

Luego advierte, en el mismo plano de reflexión, sobre la "selectividad estructural" del sistema penal, que distingue entre los delincuentes "de calle" y los de "cuello blanco".

El ministro del máximo tribunal de Justicia argentino también participó la semana que pasó de una conferencia nacional de magistrados que contó con la inédita presencia de los jueces de la Corte Suprema en pleno en la señorial sede de la UNL en la capital santafesina, donde además de obtener su doctorado en leyes, lo tuvo en 1994 sentado en un escaño del bloque del Frente Grande durante las sesiones de la Convención Nacional Constituyente.

Durante su estada en Santa Fe, Zaffaroni volvió a insistir en que los poderes Ejecutivo y Legislativo deben resolver "la más grave dificultad" que actualmente tiene la Corte: las dos vacantes existentes. Para ello hay dos soluciones posibles: la reducción del número de miembros del tribunal a siete (sobre nueve actuales) o cubriendo dichos cargos.

Aunque evita pronunciarse sobre la polémica reforma en la integración del Consejo de la Magistratura, no duda en afirmar que "aunque quizá la gente no lo observe, la designación democrática de los jueces ha implicado un cambio de cultura judicial importantísimo". Luego advierte que actualmente el país necesita "de un ejército de jueces".

-¿Qué evaluación hace del actual funcionamiento de la Corte?

-Yo he dicho algo que es moneda corriente entre nosotros: que la dificultad más grave que tenemos en este momento son las dos vacantes; que es una cuestión que tienen que resolver el Poder Ejecutivo y el Parlamento, ya sea reduciendo el número de ministros a los actuales siete o nombrando los ministros para conformar el número de ley (nueve) que está vigente hoy. Esa es una cuestión que no podemos resolver nosotros. Por lo demás, creo que esta Corte ha tratado de resolver los temas más urgentes. Por ejemplo, de 20 mil causas de carácter previsional que encontramos cuando llegamos, nos quedan 8 mil. Hemos declarado la inconstitucionalidad de 14 mil causas que en la mayoría de los casos se trataba de estrategias para demorar el pago por parte de Ansés".

-¿Hay alguna autocrítica, alguna asignatura pendiente de esta nueva Corte Suprema?

-Hay tantas cosas por mejorar..., aunque de hecho algunas cosas han ido mejorando. Creo que uno de los aportes de la reforma del 94 más valorables es la elección de la selección de los jueces por concurso. Por más que habría que ver cómo mejorar el sistema, por más que se discuta cómo integrar el Consejo de la Magistratura, éste ha sido un paso fundamental que constituye un hito en la historia del Poder Judicial argentino. Porque no es lo mismo la designación política, que si bien pudo funcionar en los primeros tiempos de la República, cuando todo el mundo se conocía, el sistema del concurso es invalorable. Cada vez que hay que hacer una designación democrática, quizá la gente no lo observe, pero implica un cambio de cultura judicial importantísimo. Y hoy se necesita un ejército de jueces en el país.

-En Santa Fe se está debatiendo intensamente por estos días sobre la participación de menores en hechos delictivos ¿Cree que hacen falta reformas legales o políticas de Estado para resolver esta grave cuestión?

-Se pueden reformar algunos aspectos, pero la participación de menores en el delito es un tema de toda la vida; no es nada nuevo. Puede ser que cuando no hay noticias se puede sacar algún caso excepcional, pero los delitos que preocupan a la gente, los delitos de la calle, normalmente son cometidos por gente joven. Los otros delitos, los de cuello blanco, son de gente vieja.

-¿Y qué consecuencias genera esto en el plano judicial?

-Sucede que hay una selectividad estructural del sistema penal, porque es mucho más fácil atrapar al bobo que atrapar al inteligente, por eso tenemos las cárceles llenas de bobos.

-Hubo algunos rumores sobre un posible alejamiento suyo del máximo tribunal...

-Son especulaciones que no tienen ningún asidero. No pienso dejar de integrar la Corte, por los menos en unos años, aunque tampoco pienso morirme allí, pero sería una irresponsabilidad irme en este momento. Además, no tengo ninguna aspiración de ser candidato en la ciudad de Buenos Aires, aunque como ciudadano y presidente de la comisión redactora de la Constitución de la ciudad pueda opinar sobre aspectos institucionales.

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