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domingo,
02 de
abril de
2006 |
Juan Kairuz, de Newell's a un grupo de tareas
Historia de un futbolista que devino en feroz represor
El ex lateral del conjunto rojinegro fue denunciado por la desaparición de treinta personas
Rodolfo Montes / La Capital
El oficio de represor en tiempos de la última dictadura militar también fue reclutado en el ambiente del fútbol. El ex jugador de Newell's Old Boys Juan de la Cruz Kairuz integró un grupo de tareas en la localidad de Libertador General San Martín, Jujuy.
Lo curioso es que desempeñó un doble rol. De día era entrenador del club Atlético Ledesma de Jujuy y de noche era policía. Kairuz colaboró con la desaparición de 30 personas durante los años de plomo.
"Tocaron el timbre, atendí yo y me tiraron la puerta para atrás. Entraron varios militares con uniformes y ametralladoras, todos comandados por Juan de la Cruz Kairuz. Imposible confundirlo porque en aquel momento Kairuz era el técnico de Ledesma y salía en los diarios a cada momento", relató Ricardo Aredez al periodista Gustavo Veiga, autor del libro "Deporte, desaparecidos y dictadura", de reciente publicación.
Historia de fuego
Aredez tuvo una trágica historia familiar. Desapareció su padre Luis y su madre, Olga, falleció hace un año luego de, en soledad, haber dado durante años la ronda a la plaza de San Martín de Ledesma.
Kairuz nació en Tucumán pero llegó a la primera división en el porteño club Atlanta, en 1966. En ese equipo tuvo como compañeros a Carlos Timoteo Griguol, quien dijo "no recordarlo"; a Osvaldo Zubeldía, Luis Artime, Hugo Gatti y, entre otros, a Carlos Biasutto (luego recordado arquero de Rosario Central), con quien aparece en una foto de 1967.
Anduvo bien Kairuz en Atlanta. Tal vez por esa razón Newell's se interesó en él y compró su pase junto al de Juan Puntorero, por 18 millones de pesos y el jugador Vizzo, en enero de 1968.
En el club del Parque Independencia jugó hasta 1970, luego regresó a Tucumán. Se retiró a fines de 1975, en Gimnasia y Esgrima de Jujuy.
Se venía el golpe de Estado y Kairuz se hizo policía, sumando un nuevo oficio. "El jefe de policía de Jujuy era hincha de fútbol y me ofreció el puesto, se puede decir que fui un favorecido, lo que hoy se dice un ñoqui...", le declaró a la revista El Gráfico en 2001, y el testimonio fue recogido por la impecable investigación de Gustavo Veiga y reflejado en "Deporte, desaparecidos y dictadura".
Trabajó como policía durante ocho años, y hasta fines de 2004 se le conoce actividad como entrenador de fútbol.
Quedó registrado su paso por Juventud Antoniana, Central Norte de Salta, San Martín de Tucumán y, hacia fines de 2004, en un club "que le quedaba a su medida: Atlético Policial de Catamarca", escribe Veiga en su jugosa investigación.
En el testimonio que Aredez le entregó al periodista autor del libro, señaló: "Yo no puedo convivir con la idea de que este tipo está libre, que goce de toda impunidad después de haber entrado a mi casa y dar órdenes a soldados que llevaron un montón de cosas".
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