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 domingo, 02 de abril de 2006  
Mediación escolar: Un trabajo de todos

Las situaciones que se viven en las escuelas generan conflictos diariamente. Los docentes atraviesan situaciones en las aulas, los recreos, las galerías, en distintos espacios institucionales. Nadie está librado de ellos, pero últimamente, cada vez es menos probable que una sola persona pueda resolver estos sucesos que invaden desde todos los frentes. Además, hay instalado en las instituciones ciertos recorridos que marcan, de alguna manera, ciertas contradicciones en los escenarios que se viven.

La normatividad que marcó históricamente la escuela, hoy pareciera no tener vigencia. Cada regla, explícita o implícita, significaba lo mismo para todos y ésta operaba no sólo en la escuela, sino en las familias que adherían desde sus hogares. Y, si en algún momento aparecía algo disfuncional, era una excepción. En la actualidad, la inestabilidad, la incertidumbre y la complejidad en la que vivimos hace que las instituciones y sus actores pierdan significación que no puedan garantizar su función. La norma no opera y, si se insiste en aplicar lo normado, se pierde la posibilidad del encuentro. En este punto es donde se debe estar atentos para ver qué hacer para resolver ciertas cuestiones. Pero cómo instalar en las escuelas otra cultura diferente donde se cree un espacio de diálogo y de encuentro con el otro, entre alumnos y maestros y docentes entre sí.

Sería bueno preguntarse qué otras formas distintas de resolución son necesarias para no generar más conflictos, buscando adoptar un criterio común para destrabar estas situaciones generando opciones que impliquen vencer las posiciones individuales, y crear un espacio de escucha y negociación que pueda generar alternativas a posibles soluciones. Las experiencias realizadas a través de programas de mediación escolar, centros de actividades juveniles, consejos de aula y de convivencia que están dando buenos resultados en otras provincias nos hacen pensar en la posibilidad de comenzar a incorporarlas en nuestras escuelas. Para eso es un requisito esencial contar con la información adecuada, con espacios de capacitación específica, compartir experiencias y prepararse para trabajar en contextos difíciles y muy distintos a los conocidos en la etapa de formación.

También es conveniente contemplar los intereses de los alumnos y agilizar la dinámica de la escuela para responder a sus necesidades, ya que ésta es el espacio público más favorable para el aprendizaje, el intercambio de ideas y la solidaridad. Desde esta nueva escuela, la mediación aparece como una forma de gestión de la vida social y de transformación cultural en donde la participación de los actores sociales cobra relevancia. Las diferentes posturas teóricas, epistemológicas e ideológicas, las distintas personalidades, los numerosos roles que se ejercen, mas allá de las luchas de poder, sólo podrán ser superadas desde la construcción conjunta partiendo de las diferencias individuales para la concreción de un proyecto mancomunado y consensuado entre los miembros de la comunidad educativa.

Rosana Schiera y Carina Cabo

Pedagogas
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