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domingo,
02 de
abril de
2006 |
Botiquín natural: ¿Por qué sanarnos con plantas?
La ciencia y la comunicación han avanzado tanto que muchas cosas son mejor comprendidas y esa comprensión nos lleva a maravillarnos, cada vez más, de los misterios de la vida; de cómo están en el Universo con un propósito armonioso y equilibrado. Por eso cuanto más nos acercamos a conocer el Universo percibimos qué es la biodiversidad y obtenemos una visión holística de la realidad. La mayoría de las culturas ven al ser humano como un todo con el Universo (la ciencia occidental necesita aislar el fenómeno para poder entenderlo, tratar de reproducirlo y fijar las leyes para su estudio; esto es bueno si no se pierde el todo). Como consecuencia muchas veces perdemos la noción del "todos" y alteramos el equilibrio de la naturaleza.
En esta búsqueda de comprender mejor los misterios del Universo, las plantas tienen un rol muy importante, están en muchos lugares y en gran número, tienen la capacidad de producir energía, hay variadas especies que se adaptan al medio y muchas veces nos asombramos en las condiciones en que viven. Estos seres vivos acompañan al ser humano desde sus orígenes proporcionándoles alimento, abrigo y ayudándolo a comunicarse con su ser interior. En la actualidad, pocos son los que no saben o ponen en discusión el poder curativo de las plantas, el desafío es cómo identificarlas, utilizarlas y protegerlas de su extinción.
¿Por qué sanarnos con plantas? Porque representan la posibilidad de recuperar un conocimiento adquirido durante miles de años por la humanidad y que nuestros ancestros nos han transmitido, son parte del patrimonio cultural de nuestro pueblo y con ellas podemos también reafirmar nuestra identidad además de ser eficaces para fortalecer la salud y en el tratamiento de muchas enfermedades (se ha comprobado que su acción, dada por el conjunto de sus componentes, es integral, completa y con menos efectos adversos). También porque nos permiten establecer nuevos vínculos con la naturaleza consolidando lazos más solidarios entre las personas, son la base a partir de la cual se desarrolló toda la farmacología moderna, y siguen siendo objeto de numerosas investigaciones para su aprovechamiento.
En este texto adaptado del libro "Sanarnos con plantas" de I. Kossmann y C. Vicente vemos algunas de las razones de por qué se ha vuelto a considerar a las plantas como una forma, no sólo de curarnos, sino de ganar en salud.
Es muy importante usar plantas que conocemos y preferentemente de la zona. Todas las regiones del planeta tienen un botiquín de plantas medicinales que sirve para las dolencias más comunes del lugar. Nosotros tenemos muchas autóctonas como la carqueja y el ambay, y otras que los inmigrantes trajeron y que se adaptaron perfectamente como el eucaliptus y el romero.
Preparar un botiquín con plantas medicinales para las dolencias más comunes de uso externo (quemaduras, heridas, granos, problemas de piel, hemorroides, etcétera) e interno (dolor de panza, indigestión, tos, problemas hepáticos, estreñimiento).
Tener ejemplares en casa en tierra o maceta y plantar utilizando técnicas de cultivo ecológico con fertilizantes, plaguicidas y herbicidas naturales sin usar agroquímicos.
Si usamos la planta fresca, que se pueda identificar perfectamente, que esté sana sin manchas ni rota, alejada de campos fumigados, fábricas, zanjas, caminos muy transitados por vehículos. Recolectar la parte que se necesita solamente ( flor, hojas, corteza, raíz, parte aérea).
Si utilizamos la planta seca tener en cuenta el proveedor (preguntar procedencia), el aspecto (las plantas cuando se secan tienen que perder sólo el agua, el color no varía mucho del que tiene cuando está fresca), envasado (preferentemente en bolsas de papel o nylon), no debe presentar mucho polvillo y estar cortada en trozos grandes.
¿Infusión o decocción?
La infusión es el clásico té, usamos flores, hojas y ramitas finas y tiernas. En una taza colocar 2 cucharadita de la planta seca o 4 de planta fresca (la parte que se use, por ejemplo de la manzanilla las flores), se agrega agua hirviendo, se tapa, se deja reposar 5 minutos, se cuela y se bebe.
El término cocimiento o decocción se emplea cuando utilizamos hojas carnosas o leñosas, ramas, corteza o raíces. Se mezclan 2 cucharaditas de la hierba seca o 4 de la fresca con 2 tazas de agua. Se coloca al fuego directo hasta que hierva. Hervir durante 3 minutos. Retirar, tapar y dejar reposar en contacto durante 5 minutos. Colar y beber cuando esté a una temperatura agradable. Es importante que la hierba esté muy bien desmenuzada para una mejor extracción. A veces es necesaria una maceración previa para ablandar la planta. Siempre debemos dejar tapada la taza para evitar que se pierda con el vapor las sustancias volátiles que están en la planta (los aromas). El colado es importante ya que evita que sigan extrayéndose sustancias existentes en la planta, y que quede muy cargado. Prepararla justo antes de beberla, o si hacemos un litro, guardar en la heladera y consumirla durante el día de elaboración.
Las más utilizadas
Ajo: se usa como medicamento desde hace 5000 años, sobre todo en enfermedades de las vías respiratorias y de los órganos digestivos. A los constructores de las pirámides egipcias les daban ajo para fortalecerlos. También los romanos en sus largas marchas lo comían. Durante la primera Guerra Mundial el jugo de ajo salvó la vida a miles de soldados por su efecto antiséptico en el tratamiento de las heridas. Se utilizan los dientes del tubérculo tanto externamente como para tomar; es antiséptico, antiparasitario, baja la presión y los niveles de colesterol. Además es un ingrediente importante en la cocina de muchos países.
Caléndula: el término proviene del latín "las calendas"que significa el primer día del mes. Esto se debe a que florece en todos los meses del año incluso en los de invierno si no es muy frío. En la Edad Media se la usaba para padecimientos intestinales y hepáticos, la fiebre, el sarampión, la viruela, las mordeduras de culebras y picaduras de insectos. Es útil en la inflamación de ojos, golpes, quemaduras, heridas, acné, eczemas, verrugas, forúnculos y hemorroides. La parte que se usa de la planta es la flor siendo uno de los mejores remedios para la piel.
Cola de caballo: llamada también reyerba del platero, equiseto, junquillo, cienudillo, cola de ratón, o hierba del estaño porque antes servía para limpiar las tinajas de estaño (es una planta criptógama sin flores ni semillas). La utilizaron medicinalmente muchas culturas principalmente los romanos. La parte aérea tiene propiedades remineralizantes, diuréticas y hemostáticas.
Llantén: en el viejo continente se la conoce como la planta que cicatriza porque se usaba para tratar heridas. Acompañó a los colonos europeos alrededor del mundo pero algunas especies americanas ya eran utilizadas por aborígenes desde tiempos remotos. Sus hojas son útiles para los trastornos gastrointestinales y de vías respiratorias. Es excelente para la piel y sus semillas contienen mucílagos ideales para combatir la constipación.
Manzanilla: sus flores tienen propiedades antiinflamatorias y relajantes por eso se utiliza para los desórdenes digestivos, dolores menstruales, irritabilidad y tensión nerviosa. Se aplica en la piel para tratar heridas, úlceras y eczemas.
Pasionaria: su nombre proviene de sus hermosas flores que parecen representar la crucifixión de Cristo. Es originaria de América; se usan sus hojas desde la antigüedad como sedante e inductor al sueño. Con el fruto se elabora un dulce muy preciado. Es muy sensible a los agroquímicos y a la contaminación urbana por lo que prácticamente ha desaparecido en las grande ciudades y campos cultivados.
Griselda T. Franchini
Farmacéutica
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