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 domingo, 02 de abril de 2006  
Lifschitz analizó con su gabinete una semana negra
El cónclave se realizó en la Granja de la Infancia

La crisis del transporte urbano de pasajeros, el sorpresivo paro de los taxistas y el no ingreso a Aguas Santafesinas Sociedad Anónima fueron algunos de los temas de una semana negra para la administración de Miguel Lifschitz. Ayer, y por espacio de varias horas, el intendente reunió a 60 integrantes de su gabinete para "planificar los ejes de la gestión". Y si bien sus participantes se esforzaron en subrayar que se trató de un encuentro "ya previsto con anterioridad", la coyuntura que se vivió a partir del jueves tuvo su espacio de discusión y análisis.

El paro parcial de los colectivos del jueves y viernes produjo cortocircuitos entre la propia Municipalidad y dos empresarios que explotan el servicio, quienes se negaron a pagar el 16 por ciento de aumento a los choferes en marzo y el 20 por ciento a mitad de año. La actitud crispó los nervios al propio Lifschitz, que calificó de "irresponsables" a los titulares de Las Delicias y Rosario Bus.

La confrontación abrió un debate en torno al proceso licitatorio por el nuevo transporte. El enigmático y ultrapoderoso Agustín Bermúdez tiene 13 líneas de colectivos a su cargo y compró los sobres para seguir prestando el servicio; al igual que el verborrágico Rubén Rodríguez (dueño de las Delicias, y titular de una empresa de camiones) quien amenazó con entregar las líneas que tiene a su cargo y retirarse del proceso licitatorio.

Para el Ejecutivo el tema "está encaminado". Además de la creación de un consejo asesor para el Ente Municipal del Transporte, seguramente mañana ingresará el estudio de costos del boleto, que llevaría la tarifa a 95 centavos, aunque muchos reconocen que para junio podría haber otro retoque que lleve el pasaje a 1,05 peso. Será una semana de definiciones, dado que en la sesión del jueves el propio presidente del Concejo, Miguel Zamarini, podría -una vez más- desempatar el aumento del boleto, descendiendo a una banca para votar el mensaje de Lifschitz. Y tampoco hay que perder de vista que mañana se reúne la UTA, con la amenaza de volver a parar una parte del transporte el martes y miércoles próximos.


Sorpresa y media
Para colmo, y en la segunda jornada de protesta de los colectiveros, los taxistas lanzaron un paro sorpresivo que se extendió desde las 6 del viernes hasta ayer a la madrugada, profundizando la crisis en el transporte local.

La causa fue atendible (golpearon a un taxista de 49 años en zona sur y tuvo que ser internado en el Heca) pero puso en evidencia la "preocupación" que surge de autoridades policiales y funcionarios cada vez que la ciudad se sacude por estos episodios recurrentes.

La policía reaccionó y reunió a los tacheros de inmediato (a diferencia de cualquier ciudadano que de madrugada también es víctima de la inseguridad), sumando nuevas promesas a las que aún esperan respuesta. Basta con recordar que a principios de año la propia jefa de policía Leyla Perazzo anunció la puesta en marcha de un sistema de rastreo satelital de todas las unidades que prestan un servicio público. Y hasta se anunció el inminente llamado a licitación del sistema informático.

Eso no fue todo. Rosario quedó afuera de Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (Assa) a diferencia de las otras 14 localidades que le dijeron "sí" a la compra de acciones de la empresa estatal.

En una nota enviada al presidente de Assa, Juan Carlos Venesia, la Intendencia local exigió la aprobación por ley de un órgano de control independiente, la intransferibilidad de las acciones del gobierno santafesino, la contratación por licitación de un operador técnico de Assa, la designación de un integrante en el directorio de la compañía que represente a la oposición y el no incremento de tarifas durante 2006.

Las diferencias aún parecen insalvables. El mismo día en que expiró el plazo la Municipalidad le hizo saber al gobernador y al ministro de Obras Públicas, Alberto Hammerly, que su ingreso quedaba supeditado a una audiencia con el propio Obeid a fin de obtener respuestas "concretas" a estos interrogantes.

Con todo este "telón de fondo", Lifschitz convocó ayer por la mañana a todo su gabinete (incluidos directores y subdirectores) en la Granja de la Infancia. El cónclave no tuvo el espíritu recreativo del contexto, sino por el contrario "fue para debatir el plan de gestión". Tanto la secretaria General de Lifschitz, Mónica Bifarello, como el propio secretario de Gobierno, Juan Carlos Zabalza, aseguraron que el encuentro "no fue resultado de la coyuntura", sino que "por el contrario se hace para analizar metas y objetivos en el plan anual de gestión". Sin embargo, la propia Bifarello reconoció que la crisis del transporte tuvo una referencia en el cónclave, pero al igual que Zabalza, se encargó de subrayar que "el objetivo fue analizar metas y objetivos para el 2006".

La reunión comenzó temprano y hubo una pausa a la hora del almuerzo, con empanadas incluidas. Ya entrada la tarde, los 60 funcionarios del gabinete abandonaron la Granja de la Infancia.
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