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sábado,
18 de
febrero de
2006 |
Las aventuras del aeronauta Silimbani o el primer vuelo en globo en el Rosario
A principios de siglo uno de los negocios más florecientes era la fabricación y venta de cigarrillos. Muchas cigarrerías particulares hacían sus propios "atados" de diez o veinte y los vendían al público, pero muchas veces les resultaba imposible competir con los precios de las grandes empresas tabacaleras y, sobre todo, con sus extraordinarias campañas publicitarias. Estas últimas, y sin importar el costo, estaban empeñadas en iniciar en ese vicio a la mayor cantidad de gente posible, seguramente convencidas de que, una vez comenzado ese proceso, la adicción de los consumidores les reportaría ganancias eternamente.
Una de ellas fue la empresa de los cigarrillos y habanos "Americana" y "Siglo XX", que escondía en sus atados figuritas con premios millonarios que consistían en dinero en efectivo, viajes y demás. Pero los de la "Americana" también hacían publicidad organizando eventos populares. Así fue como, entre otras cosas, en 1903 trajeron a esta ciudad al aeronauta italiano Giuseppe Silimbani, nacido en la ciudad de Forli, en la Emilia Romagna, y a su bella esposa Antonietta Cimolini, nacida en 1878 en Casola Valsenio, en la provincia de Ravenna.
Antonietta, quien pertenecía a una familia de la burguesía campesina, apenas cumplió los veinte años se casó con el forlivense Silimbani, quien era de profesión panadero, tenor aficionado y un deportista versado en distintas disciplinas. El italiano a donde llegaba conmocionaba a todo el mundo y despertaba no pocas envidias. Su apodo era "¡Ce ne fosse!", porque cuando concluía sus exhibiciones de carrera y de lucha exclamaba triunfante: "¡Ce ne fosse un'altro come me!" (1). Su esposa, quien tenía una apariencia pequeña y frágil pero que estaba dotada de una férrea voluntad, compartió con él la pasión por la música y el deporte. Comenzaron a realizar ascensiones con un aeróstato en Forli y luego en Ravenna, y en 1902 emigraron con una hija recién nacida y con su globo a la Argentina en busca de fortuna.
Aquí comenzaron a dar conciertos en los teatros de Buenos Aires, uno como tenor y la otra como soprano ligera, y todo sin renunciar nunca a las ascensiones, las que la Cimolini realizaba también sola frente al público y, para dar mayor emoción a la cosa, haciendo a la vez destrezas en un trapecio que colgaba de la barquilla de la nave.
LAPRIMERAASCENSION EN ELROSARIO
Su globo se llamaba "El invencible de Forli" y se trataba de un "montgolfier" (2) de papel impulsado a aire caliente. Realizaron sus escalofriantes ascensiones por distintas localidades del país y en Rosario se presentaron en la pista Scaglia, en la esquina de las actuales 3 de Febrero y Oroño, el domingo 18 de enero de 1903. Fue la primera vez que se elevó un aeróstato en el cielo rosarino y el anuncio del día anterior decía así: "Ha provocado mucho interés la gran ascensión acrobática que tendrá lugar mañana a las 4 de la tarde. La excursión será llevada a cabo por el capitán José Silimbani -aquí se le castellanizó el nombre y se lo ascendió a «capitán»-, quien al ser elevado el globo realizará diversos y difíciles ejercicios gimnásticos. En la pista Scaglia se están construyendo apresuradamente tablados y palcos para la concurrencia".
El día del evento La Capital sostuvo: "Se efectuará esta tarde la anunciada ascensión del capitán Silimbani, un notable gimnasta que dos por tres expone su vida en dificilísimos ejercicios que por su originalidad han de llamar poderosamente la atención. Una vez elevado su globo, de tamaño respetable, Silimbani se sujetará con un pie en un trapecio, saludando al público, y luego llevará a cabo diversos ejercicios. Como el espectáculo es interesante y constituye una novedad, no dudamos que asistirá a presenciarlo un público muy numeroso. Una banda de música ejecutará un variado programa para amenizar la reunión". El sábado 25 La Capital dijo que "la primera ascensión, llevada a cabo el domingo próximo pasado, fue presenciada por un crecido público que quedó casi cubierto con los prospectos de los cigarrillos "Americana" con papel eucaliptus arrojados desde el globo. Si el tiempo es favorable, el capitán Silimbani se arriesgará con su globo elevándose a mayor altura".
ATERRIZAJEFORZOSO
Dos días después Silimbani anunció una segunda ascensión para el siguiente domingo 26 de enero y la que realizaría "en compañía de su esposa, que es también una audaz aeronauta". Pero ese día la mujer no subió al globo como estaba anunciado sino su esposo, y el esférico no pudo elevarse a gran altura debido a que soplaba un fuerte viento que lo obligó a descender antes de quedar a merced de la corriente. No obstante esto, el público desbordó la zona y aplaudió a rabiar. Silimbani arrojó los panfletos, hizo las acrobacias anunciadas, y cuando se las vio negras por el viento realizó un aterrizaje casi forzoso y el globo terminó cayendo "cerca del cementerio El Salvador, detrás de la penitenciaría".
A pesar de todo, volvió a anunciar una tercera ascensión para el domingo 1º de febrero y esta vez sí, prometía, en compañía de su esposa, quien tomaría rápidamente el primer trapecio. El acompañamiento femenino le agregaba un nuevo y original condimento para atraer al público rosarino y, además, respondiendo al llamado de su sangre romagnola, Silimbani le dedicó esta tercera incursión aérea a la colectividad italiana de la ciudad. Pero lamentablemente el tiempo tampoco le fue propicio otra vez: en la tarde de ese domingo sopló un fuerte viento y Silimbani y su esposa desistieron del intento. La gente se sintió sumamente defraudada y aunque la crónica no lo aclara, seguramente metió presión al aeronauta como para que anunciara una salida para el día siguiente y en la que partiría solamente su esposa.
A eso de las seis y cuarto de la tarde del lunes 2 de febrero de 1903 la bella Antonietta partió con el "Invencible" y ejecutó algunos ejercicios "ante un público nutrido y bullicioso". Pero el problema fue que el globo y su carga fueron a caer esta vez unas cuadras más allá de la penitenciaría, cerca de un alambrado de púas que le causó algunos daños al aeróstato.
Dos días después se aclaró lo sucedido: el "Invencible" había ido a dar a una quinta llena de verduras de toda clase propiedad de Manuel García, quien se la facilitaba al quintero Sebastián Rodríguez sin cobrarle arrendamiento. El caso es que el globo arrasó con toda la verde producción de un año y, además, la policía, temiendo que Antonietta hubiera sufrido lo peor, levantó la tranquera y entró en montonera pisoteándolo todo. Para colmo de males, a los estragos del montgolfier y de la policía se sumó que la gente, tomando nota de lo que sucedía, siguió al globo en su derrotero y entró en avalancha a esa quinta. Decenas de personas, a caballo y hasta con carros, invadieron la propiedad "como Pedro por su casa". El quintero Rodríguez vio así perdido su trabajo y buscó infructuosamente que tanto Silimbani como la policía lo indemnizaran.
DEGLOBOSY"COMETAS"
Arreciaron entonces absurdas críticas de los diarios La República y El Municipio contra el capitán, pero según una solicitada que el forlivense publicó en La Capital (ver aparte), lo que esos medios buscaban era dar rienda suelta a la envidia de otras cigarreras y, de paso, que se los coimeara por medio de avisos.
Avanzadas las averiguaciones, luego resultó que el quintero no era el tal Rodríguez sino Andrés Martignoni y su esposa María, pero al capitán todos estos detalles ya no le importaban. Herido en su amor propio -se lo trató de "cuentero"- y para que "el público rosarino se dé cuenta exacta y cabal del riesgo que se corre en las ascensiones", prometió una última para el domingo 8 de febrero de 1903 en la pista Scaglia y "cobrando sólo una entrada general de 20 centavos".
A la semana siguiente la familia Silimbani partió para Córdoba a seguir con las demostraciones y para principios de 1904 volvieron a la Capital Federal, donde realizaron muchas ascensiones desde el Frontón de Buenos Aires (Córdoba 1130). En una de ellas, el 31 de enero de ese año, el globo aterrizó de emergencia en el techo de una casa de la avenida Pueyrredón ante los frenéticos aplausos del público.
EL ULTIMOVUELODEANTONIETTA
El 13 de marzo de 1904 tenían planeada una nueva ascensión, pero llegada la hora comenzó a reinar un pésimo clima. El público porteño no se conmovió e insistió en ver volar el globo. Antonietta, ante la demanda, accedió, pero el viento elevó bruscamente al "Invencible" hacia el río de la Plata hasta que cayó a 500 metros de la costa y la muchacha murió ahogada.
Otra versión menos romántica asegura que cuando el globo cayó al agua una pequeña embarcación zarpó velozmente de la costa rumbo al lugar del accidente. El público pensó que se trataba de socorristas pero, en cambio, eran delincuentes que fueron a robar las pocas joyas que lucía la joven y terminaron estrangulándola.
De todos los aeronautas que visitaron el país, hay quienes aseguran que los preferidos del público fueron sin duda los Silimbani. Al año siguiente, el 26 de octubre de 1905 a las siete y media de la tarde, el capitán aeronauta se casó con Aurora Jerner en la iglesia de San Ignacio de la Capital Federal. Siguió haciendo demostraciones con su esférico desde el Pabellón de las Rosas, en Buenos Aires, en compañía del "teniente" Vasi, un compatriota italiano, y en 1907 ambos partieron con su acto hacia Brasil.
Algunos todavía hoy se preguntan quién era Silimbani: un bohemio, un comerciante, un artista o un loco. Y la respuesta quizá sea que era simplemente un deportista, y hasta "el hombre más valiente del mundo", como decían sus admiradores.
(1) Literalmente: "¡Si hubiera otro como yo!"; es decir, "¡No hay otro como yo!". Esta aclaración se la debemos a nuestra amiga Itala Tirapelle.
(2) Llamado así en homenaje a los hermanos Montgolfier, quienes fueron los primeros en hacer ascender un esférico con aire caliente en junio de 1783.
Investigación y realización Guillermo Zinni
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