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domingo,
12 de
febrero de
2006 |
Pasaje a cuartos
Nalbandian y Calleri se impusieron en dobles a Bjorkman y Aspelin y definieron la serie
El equipo de Mancini enfrentará en la próxima instancia al último campeón, Croacia
Los partidos de hoy serán a tres sets. Los singlistas podrían ser Juan Ignacio Chela y José Acasuso. ¿Y si juega Calleri? ¿Qué significa eso? Que el resultado ya es imposible de remontar, que la serie está definida. Sí señores, David Nalbandian y Agustín Calleri actuaron en consecuencia y derrotaron a Jonas Bjorkman y Simon Aspelin en el dobles por 6/2, 7/6 (4), 2/6 y 6/4 y decretaron el 3-0 irreversible para el equipo que conduce el rosarino Alberto Mancini. Hoy será un día de relajación pura y a partir de mañana ya habrá que poner la mente en lo que va a ser la serie ante el último campeón de la Davis, Croacia (ver aparte).
Fue más vibrante de lo esperado. Tal vez porque se imaginaba un triunfo más tranquilo, pero la realidad marcó otra cosa. Esa premonición se hizo extensiva hasta la finalización del primer set, donde Argentina se quedó con un claro 6/2 después de lograr tres quiebres (dos a Bjorkman y uno a Aspelin).
Hasta ese momento, a Argentina, sin jugar del todo bien, le alcanzaba para marcar diferencias sobre un equipo sueco al que le costaba hacer pie, sobre todo por la la superficie. Igualmente bastó que Bjorkman se metiera en el partido para que las cosas comenzaran a complicarse.
El experimentado doblista (está cuarto en el ránking en ese rubro) fue el encargado de apuntar la levantada de su equipo, presionando no sólo con el saque, sino también moviéndose con inteligencia cada vez que aparecía en la red. La paridad del set se vio reflejada en los dos quiebres por bando que hubo.
¿Qué determinó eso? Que el sufrimiento se extendería hasta el tie break, dominado de punta a punta por Argentina. El aliento de la gente era cada vez más sostenido. El final estaba cerca, o al menos parecía. Pero no. Suecia despertó y Argentina entró en un bajón importante, justo en el momento en el que era necesario mantener el nivel.
Nalbandian comenzó a mostrar una faceta desconocida en los últimos tiempos, con una cantidad importante de errores no forzados y Calleri sólo aportó hasta donde pudo. Siempre intentó ponerse el partido al hombro, pero no le dio el cuero. No por falta de capacidad, sino porque la cuesta era demasiado empinada.
Así, el saque de Nalbandian fue quebrado en el primer game y el de Calleri en el octavo y último. Era 6/2 para los europeos y el comienzo de un momento traumático, o al menos un toque de atención.
Encima Argentina veía cómo el saque del unquillense era maltratado en el arranque del cuarto set y lo que es peor, que Suecia, que llegó a estar 4/2 arriba, lo hacía pesar cada vez que gozaba de su servicio.
Pero hubo un momento clave. Fue en el octavo game, con Bjorkman sacando. Es que la gente ya hacía rato que había empezado a meter presión en serio y eso influyó (ver aparte). No por nada Argentina cerró el punto sin que los suecos pudieran sumar al menos un tanto (Bjorkman cerró el game con una doble falta).
Pese a ello, Suecia tuvo un break point para recomponerse pero Argentina logró superar el mal trance y poner las cosas 5/4, al borde del delirio. Ese delirio que tardó apenas unos minutos en llegar. Porque un par de devoluciones importantes, especialmente de Calleri sobre el saque de Aspelin, fueron determinantes. El abrazo de los cordobeses ni bien el revés paralelo de Nalbandian se clavó en terreno sueco fue la postal inmediatamente posterior, la que levantó por completo al público presente en el parque Roca y a todos que siguieron la serie por TV. La imagen que hoy permite relajación, pero que a partir de mañana obligará a pensar en lo que será el viaje en abril a Croacia.
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Fotos
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Euforia argentina: Nalbandian y Calleri festejan el triunfo.
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