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domingo,
12 de
febrero de
2006 |
La gente jugó un papel decisivo
La Copa Davis, se sabe, se juega dentro y fuera de la cancha. La presión del público es un factor ineludible en este tipo de competencias. Y ayer ese punto fue clave. Es que en un partido bastante chivo, el griterío del público ayudó a despertar a Nalbandian y Calleri, pero sobre todo para apichonar al dobles sueco. Se trató ni más ni menos que de un típico clima copero. Y la fuerza de esa ayuda fue creciendo con el correr los puntos, pero cuando más relevancia cobró fue en el último set, donde Suecia arrancó con un quiebre y dominó el parcial hasta que Argentina le pagó con la misma moneda.Allí sí la cosa se tornó interesante. Porque el aliento no cesó, especialmente cuando los europeos estaban al servicio, hasta que Nalbandian metió una estupenda devolución de revés para darle el tercer punto a la Argentina."Cuando jugamos afuera la gente se porta mucho peor que la de Argentina", había dicho el unquillense en la conferencia de prensa del viernes. Esta vez el público argentino no se portó mal, pero su participación incidió bastante. Como debe ser.
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