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domingo,
11 de
diciembre de
2005 |
Política. Los industriales arman su plan de desarrollo para el bicentenario
El regreso de la burguesía nacional
En medio de los cambios en el gobierno, la UIA debatió en Rosario un programa de reindustrialización
Después de un largo período de desnacionalización, los industriales argentinos quieren llegar a 2010, año del bicentenario, con 40 mil empresas nacionales nuevas por año, un núcleo fuerte de corporaciones que pueda jugar a escala global y un nivel de exportaciones cercano a los 80 mil millones de dólares. La reconstrucción de una burguesía industrial criolla debe estar apoyada, entienden, por un denso tejido de pymes y distritos productivos que sean protagonistas de un universo de cadenas de valor más diversificado que el actual. Para lograrlo piden un escenario de estabilidad, un pacto social, inversiones en infraestructura y fuentes de financiamiento a largo plazo a través de instrumentos como los que tienen su colegas brasileños o chilenos.
Las tormentosas semanas que enmarcaron el recambio en el Ministerio de Economía sepultaron los debates que, con distinta intensidad y características, se dieron los grandes empresarios del país en el marco de dos de sus foros favoritos: el coloquio anual de Idea y la conferencia industrial de la UIA.
En ambos se coincidió en que el actual ciclo de expansión económica, el segundo más largo de los últimos cien años, pone a la economía argentina ante una oportunidad histórica de crecimiento sustentable a largo plazo. Así lo reflejó la encuesta que presentó la socióloga Graciela Rommer en el foro realizado en Rosario, donde el 83% de los industriales consultados contestó que era el momento de plantearse la reconstrucción de un empresariado nacional fuerte. Como novedad, el planteo incorpora la necesidad de sustentarlo en una mejor distribución del ingreso.
Este planteo surge al término de una década, como la del 90, en la que la incidencia del capital extranjero en el valor generado por las cadenas productivas locales pasó del 49% al 84%. Según el diagnóstico presentado por la ex secretaria de Industria Débora Giorgi, esa característica tiene incidencia en el nivel de inversión que hoy se señala como responsable del desequilibrio entre oferta y demanda que impulsa los precios. Así, entre 1990 y 2001 el 76% las inversiones extranjeras en el país se destinaron a la adquisición de empresas ya constituidas mientras que sólo el 24% sirvió para la radicación de nuevos emprendimientos.
Para el economista Aldo Ferrer, mantener una corriente de inversión continua a la largo plazo requiere de la existencia de un denso tejido de empresas nacionales, ya que más tarde o más temprano el capital extranjero refleja las políticas de sus casas matrices y no la del espacio económico nacional.
En ese sentido, advirtió que recrear una burguesía industrial nacional requiere que "la vocación de poder de sus líderes se conciba dentro de un espacio propio". Recordó el caso de las grandes multinacionales coreanas "que no se crearon espontáneamente sino a partir de un fuerte mandato político". Y explicó que el desarrollo depende "de la capacidad de la sociedad de producir y absorber tecnologías", algo que sólo se logra "si existe en el país un patrón productivo diversificado, donde el empresariado local tenga un papel protagónico en cada cadena de valor".
En Argentina, las empresas líderes capaces de competir a nivel internacional son un puñado. Una de ellas es Arcor. Su titular, Luis Pagani, le puso números a esta percepción: entre las 500 empresas latinoamericanas más grandes hay 200 brasileñas, 150 mexicanas, 48 chilenas y 33 argentinas.En el terreno de las pymes, en cambio, la marca local es más indeleble. El director de la Fundación Observatorio Pyme, Vicente Donato, explicó que la tasa de extranjerización en ese segmento no llegaba al 10% en 2002 y es casi nula entre las empresas que se crearon a partir de ese año. El especialista presentó los datos recolectados a través del seguimiento que periódicamente realiza ese instituto, los beneficios que la sola devaluación le representó a ese sector: "En 2000-2001 el 76% de las pymes estaba en proceso de achicamiento y en 2005 el 70% aseguró estar en crecimiento".Un dato no menor es la distribución geográfica de esas empresas. Las Parejas, por ejemplo, es la ciudad con mayor concentración de pymes en relación a la cantidad de habitantes. Para Pagani, la diversidad geográfica del país permitiría replicar masivamente cluster como éste o el de Las Parejas.
El banco de desarrollo
Los industriales locales no ocultan su envidia por la herramienta financiera que apalancó el despegue de sus colegas brasileños: el Banco Nacional de Desarrollo. La idea de crear una versión local de esa entidad chocó contra la intransigencia del ex ministro Lavagna, quien les recordó que Argentina ya había tenido su experiencia de banca de fomento, a través del Banade, que los mismos beneficiarios se encargaron de fundir.
La llegada de Felisa Miceli al Ministerio de Economía renovó las esperanzas de la UIA. Por ahora no les dio el banco de desarrollo pero sí lanzó una línea de crédito por u$s 1.500 millones, plazos de hasta 10 años, para proyectos de inversión.
Aldo Ferrer, que fue ministro de Economía cuando se creó el Banade sobre la base del antiguo Banco de Crédito Industrial, consideró que el nombre de la banca de fomento es lo menos. Opinó que ese papel puede cumplirlo el Banco Nación, el Bice o incluso alguna corporación con capitales privados. La clave estaría en garantizar que el instrumento que se cree cumpla sus funciones sin repetir experiencias del pasado.
Para el economista, la garantía está en la agenda con la que se encara la banca de fomento, que en trazos gruesos debe incluir la concentración de sus actividades al empresariado local, la democratización de sus líneas para que no se concentren en pocos beneficiarios y la incorporación entre sus funciones de la asistencia no sólo financiera sino en la búsqueda de oportunidades de inversión y emprendedores capaces de capitalizarlas. "Debe apuntar a las cadenas de valor de producción de bienes transables con el objetivo de maximizar la participación de componentes nacionales", dijo al tiempo que mencionó la necesidad de prestar atención a los plazos y garantías, más que a la tasa de interés, modo de asegurar el repago de los créditos. "La banca de fomento debe consolidar su propia liquidez y solvencia", dijo.
"La plata está, pero faltan los productos que permitan canalizarla al sector productivo", enfatizó el especialista en mercados financieros Miguel Arrigoni, de la consultora Deloitte, un convencido de que "la alternativa" de asistencia a las empresas está hoy en el mercado de capitales. Hoy por hoy, opinó "es muy difícil que los bancos presten a largo plazo porque su propio fondeo es a corto plazo". Explicó que sólo el 10% de los fondos depositados en bancarios son plazos fijos a más de 180 días. El 56%, en cambio, está en caja de ahorro y cuentas corrientes.
Desde su punto de vista, la securitización de activos es la llave del nuevo crédito a las empresas y destacó el crecimiento de los fideicomisos, cuyas emisiones acumularon 5.269 millones de pesos entre 2003 y 2005. Para el corto plazo, llamó la atención sobre el crecimiento de la operatoria con cheques de pagos diferidos. "Manejan poco volumen pero tienen un crecimiento espectacular, saltando de 5 millones de pesos en octubre de 2004 a mas de 20 millones en 2005". Arrigoni entiende que esta operatoria llevará a que las empresas tengan un valor de cotización financiera, de la misma forma que las que operan en Bolsa tienen un valor de cotización bursátil. "Incluso en algún momento van a tener que armar fondos para defender su posición".
Jorge Saumeli, vicepresidente primero de la Unión de AFJP, puso en debate otra dificultad para promover el financiamiento en períodos más amplios de tiempo: la necesidad de una "moneda de largo plazo que asegure el retorno de la inversión". Aclaró que no busca una indexación de la economía pero llamó a explorar la experiencia de otros países que supieron producir índices que permitieron preservar el valor de los contratos sin crear expectativas inflacionarias.
El ejecutivo dijo que luego de la crisis las administradoras aprendieron la lección: "El riesgo soberano no es menor que el privado". Y que ahora están dispuestas a jugar un rol más activo en el desarrollo del mercado de capitales. Señaló que se si restituyera el aporte previsional al 11%, se podrían volcar al financiamiento de empresas unos 3 mil millones de pesos anuales.
Una manito de cal
Para el ex presidente del Banco Central Javier González Fraga, los fondos para la reconstrucción industrial están en el exterior. "Hay u$s100 mil millones en el exterior en activos de residentes argentinos", dijo y remarcó que "esa cifra representa tres años de ahorro privado nacional". Se convencio de que "la renacionalización de empresas va a tener que venir de de la mano del regreso al país de una gran cantidad de capitales".
¿Blanqueo? No, dijo. Sí flexibilizar algunas normativas."Hoy cualquier exteriorización de ese patrimonio obliga a pagar 56% del total, porque la Afip presume que se evadió ganancias, IVA, y hay que demostrar lo contrario", señaló. En cambio, si se invierte esa carga, "se podría habilitar el pago retroactivo de bienes personales".
Para Arnaldo Bocco, director del Banco Central, "no hay motivo" para que los bancos no presten a actividades productivas que están en plena expansión. A su juicio, la dificultad de las entidades financieras para manejarse con las proyecciones de las empresas y no con sus activos físicos son una limitante.
Desde la autoridad monetaria "se está trabajando fuerte para que el los recursos del sistema financiero se vuelquen a la industria". La última medida en ese sentido fue permitir a los bancos extender el plazo de amortización de los amparos poscorralito a cambio de que inyecten un monto similar al financiamiento de largo plazo. "Hay 2.600 millones de pesos de crédito disponibles como consecuencia de esto", dijo. Paralelamente, el Central le busca la vuelta a las normas para resucitar las cajas de crédito, con la idea promover nuevos actores financieros".
Pero el funcionario también subrayó la necesidad de apuntalar instrumentos que pueden ser muy eficientes en la tarea de vincular el ahorro con la necesidad de inversión, como las sociedades de garantía recíproca y los fondos de garantía.
El bicentenario
Todas estas alternativas deberían confluir, en la idea de los industriales, al objetivo que planteó el ex Techint Carlos Tramutola para el año del bicentenario: 40 mil nuevas empresas argentinas y un desempleo no mayor al 7%.
"Este perfil industrial que buscamos podrá generar el proceso de inclusión social que todos queremos", dijo Horacio Altuna, ex presidente de Sancor y titular de la conferencia industrial de Idea. La propuesta de la UIA cierra con un pacto social que ate las negociaciones salariales a la estabilidad de precios de la economía. Como el pacto de Gelbard, pero después de la gripe, ya que el sector asalariado está lejos de alcanzar el 40% del ingreso nacional como en aquella época. El asesor laboral de la UIA, Daniel Funes de Rioja, fue claro en ese aspecto: "Los sindicatos deben entender que no hay distribución sin respetar la lógica de la producción".
Al anunciar la megalínea de créditos del Nación, esta semana el presidente Kirchner insistió en la necesidad de un empresariado nacional fuerte, al que también le pidió responsabilidad.
Para el economista Jorge Schvarzer, quien recientemente estuvo en Rosario participando de una reunión del Plan Fénix, el desarrollo "no es separable del crecimiento ni de la distribución, la equidad sin crecimiento es repartir pobreza pero la riqueza sola no es sinónimo de desarrollo, como lo demuestran tantas naciones petroleras".
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