Los niños son las víctimas más frágiles

Yasmin, de siete años, pasa las noches en vela en el Instituto de Ciencias Médicas de Pakistán, adonde fue trasladada desde Muzaffarabad, la capital de la región de Cachemira administrada por Pakistán, tras el devastador terremoto de la semana pasada.

Con un brazo amputado y la cabeza vendada, espera que su madre venga a buscarla para llevarla a casa. "Por favor, llamen a mi Ammi (madre). Aquí no puedo dormir porque estoy acostumbrada a dormir con ella", dice entre sollozos e incapaz de recordar el nombre de sus padres.

Pero desesperada por convencer a los que la visitan de llevarla a casa, Yasmin insiste: "Puedo identificar mi pueblo. Hay muchos búfalos y mucha gente en mi ciudad natal".

Yasmin es uno de los muchos niños que fueron trasladados al hospital infantil del Instituto del Ciencias Médicas, el principal centro médico de la capital, tras el terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter que redujo a escombros gran parte de Cachemira en la mañana del 6 de octubre.

En la misma sala, Huma Kazmi, de 12 años, y Zainab, de 10, también están desesperados por ver a sus padres y familiares. Ambos son de aldeas situadas en el distrito de Muzaffarabad.

Mientras que Zainab ha olvidado por completo lo que ocurrió aquel día trágico de hace una semana, Kazmi recuerda perfectamente la terrible mañana en la que el techo de su casa se derrumbó y sepultó a toda su familia.

Centenares de niños sin reclamar han sido llevados a Islamabad y el número va en aumento. Se ha registrado un aluvión de ofertas por parte de particulares y organizaciones para asumir la custodia de estos menores.

El gobierno ha decidido no considerar por el momento ninguna de estas solicitudes por temor a dar pie al tráfico de menores.

"Hemos decidido no contemplar ninguna de las solicitudes de adopción y se están organizando orfanatos especiales en Islamabad para acoger a estos niños", dijo Nilofer Bajtiar, asesor del primer ministro Shaukat Aziz en temas de protección de menores y de la mujer.

Los niños son las víctimas más frágiles del terremoto. Se cree que miles de menores se encuentran entre los estimadas 38.000 personas fallecidas.