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 domingo, 16 de octubre de 2005  
Desastre. Según las Naciones Unidas la reconstrucción insumirá una década
Ya suman 38 mil los muertos por el terremoto de Pakistán
El número de víctimas podría ser todavía mayor. Se complica la ayuda a quienes perdieron sus hogares

La cifra de muertos por el terremoto en la región de Cachemira, en Pakistán, asciende a 38.000 personas, según informó el gobierno de ese país, lo que lo convierte en uno de los sismos más devastadores que ha golpeado el sur de Asia en la historia reciente.

El presidente, general Pervez Musharraf, dijo que unas 38.000 personas murieron y 62.000 fueron heridas sólo en Pakistán, y que la situación podría empeorar en los próximos días a medida que cuadrillas de rescate lleguen a más comunidades, hasta ahora virtualmente inalcanzables desde el sismo del 8 de octubre.

"Creo que (la cifra de víctimas) continuará subiendo cuando vayamos a los valles", dijo el presidente en una conferencia de prensa en Rawalpindi, cerca de Islamabad, la capital. Otras 1.300 personas han muerto en la Cachemira india.

La mayor preocupación a medida que las operaciones de ayuda pasan del rescate a la recuperación es la combinación potencialmente mortal de mal tiempo con la ausencia de refugios. La ONU estima que más de un millón de personas se han quedado sin hogar -hasta 2,5 millones según las autoridades locales- y el invierno se viene encima rápidamente.

En Muzaffarabad, capital de la Cachemira paquistaní, los vuelos con suministros se vieron interrumpidos ayer por las lluvias.

El sismo de 7,6 grados de magnitud golpeó justo en las afueras de esta ciudad de 700.000 habitantes a 100 kilómetros al noreste de Islamabad y situada a los pies del Himalaya, donde se juntan las placas tectónicas india y euroasiática.

En lugar de campamentos organizados, han surgido ciudades de tiendas de campaña construidas con una mezcla de plásticos, viejos cartones y unas pocas tiendas de verdad.

Los refugiados tienen que quemar la madera que sacan de los escombros todavía mojada por la lluvia, o bolsas de plástico, o botellas o incluso ropas donadas, con tal de mantenerse calientes y poder cocinar.

"Es muy difícil, mis hijos lloran todo el rato", dijo Nasreen Ikram, mientras una hija a su lado canturreaba suavemente "Alá, Alá" (Dios, Dios).

El olor del plástico quemado se mezcló con el de los cadáveres todavía atrapados en las ruinas, mojadas por la lluvia, en el campamento de Ikram, donde permanecen unas 2.000 personas.


Mal tiempo, frío y remezones
A medida que se agotan las posibilidades de rescatar a alguien, algunos equipos internacionales han empezado a irse, aunque el gobierno niega que haya suspendido la búsqueda. En Islamabad siguen desaparecidas 30 personas, incluyendo varios extranjeros.

Al mal tiempo y el previsto descenso de las temperaturas por la noche se suman las réplicas, que han provocado el temor y los nervios entre los supervivientes de los numerosos pueblos de montaña que han quedado destruidos.

Aunque la comunidad internacional se ha comprometido a donar unos 350 millones de dólares en ayudas y en Pakistán se han recaudado más de 38 millones, el jefe de la ayuda de emergencia, Jan Egeland, pidió una respuesta del mundo más urgente.

El primer ministro Shaukat Aziz dijo por su parte que la reconstrucción de Pakistán podría costar "cerca de 5.000 millones de dólares".Funcionarios de las Naciones Unidas estimaron que las tareas insumirán una década, de trabajo.

A las 8.51 de ayer, miles de musulmanes se congregaron en la mezquita de Faisal, en Islamabad, para una ceremonia especial, en la que se oró por los muertos, exactamente una semana después del terremoto.

Kari Amad, quien encabezó las plegarias, instó a la gente a donar lo que pudiera para las víctimas, y a pedir el perdón de Alá. Señaló que las réplicas sísmicas eran una señal de que Dios no estaba contento.

La madrugada del sábado, una réplica de magnitud 5 estremeció la zona devastada, sin que hubiera informes de daños o más lesionados. E n la última semana hubo más de 500 réplicas del sismo. (AP, DPA y Reuters)
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Chicos que perdieron sus hogares y sus familias, en un hospital de Islamabad.

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