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domingo,
16 de
octubre de
2005 |
La transformación del sistema financiero posdevaluación aún no se cierra
Qué hay de nuevo en los bancos nuevos
Hubo cambios de manos, aparecieron otros actores
y novedosas herramientas. El panorama regional
Sandra Cicaré / La Capital
Juan sólo sabe manejar el torno y afinar piezas en acero. De eso vivió la mayor parte de su vida, desde que su padre le dejó la posta en el taller. Hoy este pequeño empresario/operario que emplea a seis personas en su mini fábrica tiene la posibilidad de convertirse en un proveedor estable de una metalmecánica que a su vez abastece a una automotriz, pero antes de arrancar ya encontró la primera barrera ¿dónde obtener financiamiento a tasas razonables para un proyecto micro que, a su vez, es uno de los eslabones de una industria multinacional?
El escollo al que se enfrenta el empresario santafesino es una de las dudas que aún quedó sin resolver tras la crisis del sistema financiero. Ese que cambió de estructura societaria -con una mayor participación de entidades nacionales por sobre las extranjeras- pero que aún no pudo sortear los problemas que genera la concentración, que en el caso de Juan se traduce en no poder atender los problemas regionales o las necesidades de los microclimas económicos de la Argentina.
Para el director ejecutivo de Fundación Capital, Fabio Rodríguez, "hay mucho por mejorar en oferta prestable y los bancos tienen mucho camino por recorrer", aunque destacó como positivo la iniciativa del sector público de motorizar estas acciones a través de tasas subsidiadas para distintos sectores, como una forma de marcar el rumbo de apoyo a las pymes.
El sistema financiero mutó. En 1998 más del 50% de las grandes entidades -las que mantienen más de 1% de market share en activos- eran extranjeras y esa proporción bajó a menos de un tercio en 2004. "Hay una transformación de lo que sería el mapa del sistema financiero, una reducción del número de entidades extranjeras y crecimiento de las de capital nacional, algunas de las cuales están adquiriendo bancos que se retiraron tras la crisis", explicó Horacio Contino de Deloitte.
"Hubo un claro liderazgo en recomponer negocios por parte de la banca nacional", apuntó Rodríguez.
De todos modos, esto trajo como consecuencia la reducción del número de sucursales. Por caso, "Santa Fe tenía 462 antes de la crisis ya ahora hay 423", agregó Contino a lo que se suma la desaparición de los bancos cooperativos que fueron adquiridos por otras entidades o cerraron en localidades consideradas no rentables.
Pero no sólo se trata de cantidad, sino esencialmente de calidad. La reducción de sucursales por lógica debería haber provocado menores costos a las entidades y como contrapartida una mejora en los servicios. Sin embargo la realidad fue otra. "Vemos que no se compensa la falta de entidades con servicios", dijo Contino.
Al mismo tiempo este fenómeno de concentración tiene un rasgo marcadamente nacional, de la mano de las entidades que se quedaron con las extranjeras que emigraron tras la crisis, pero en detrimento de los bancos regionales. "Acá se siente la falta de una banca regional", apuntó Contino e hizo referencia a experiencias como las de Estados Unidos donde entidades de este tipo -de tamaño mediano y chico- cubren las necesidades de la región.
Ese espacio vacío es el que hoy siente en carne propia Juan, el metalúrgico de marras, que no puede obtener crédito a la medida de sus necesidades y singularidades de su escala productiva. "El lugar que dejaron los bancos cooperativos fue reemplazado por entidades que están por fuera de la órbita del Banco Central (BCRA), como las del tipo financieras con capital privado, tarjetas regionales o mutuales, ubicadas en localidades que no figuran en los planes de los grandes bancos concentrados y donde prestan servicios reemplazando a las entidades tradicionales", explicó el analista de Deloitte.
Estas experiencias, que en su mayoría acreditan gran solvencia y atienden las necesidades de financiamiento para consumo, no siempre están en condiciones de dar créditos destinados a la inversión en bienes de capital a plazos más largos.
"Mientras no tengamos autorización del BCRA para captar depósitos -bajo la fórmula de bancos o cajas de crédito- no se puede financiar a largo plazo", explicó Luis Puig, el presidente de la cooperativa Bica, un grupo que no sólo se dedica a la actividad financiera a través de préstamos personales a individuos sino que además comercializa una tarjeta de crédito, caja de cambio y cobro de servicios e impuestos.
"Las pymes no reciben el crédito que les hace falta y hay pequeños artesanos, empresarios o profesionales que necesitan equiparse y no pueden hacerlo", agregó.
Crédito e inversión
Justamente una de las materias pendientes de la banca posdevaluación es el financiamiento accesible para proyectos de inversión que hoy demandan las empresas para poder absorber el crecimiento de la economía.
"El país tiene una baja colocación en ahorros, es del 8% del PBI cuando lo razonable sería un 22%, esto es producto de la falta de confianza de la gente, que desplaza el ahorro histórico de las entidades financieras a sectores como el inmobiliario, la Bolsa, títulos ajustables por CER o fuera del país", apuntó Juan Carlos Fissore, presidente de la Confederación de Cooperativas de la República Argentina.
Los indicadores macroeconómicos indican que el nivel de depósitos del sector público y privado van lentamente recuperando posiciones. Así, pasaron de 115 mil millones en diciembre de 2004 a casi 130 mil millones en julio de este año. De todos modos, las únicas colocaciones que registraron una variación positiva fueron las cuentas a la vista frente a la disminución de las cuentas corrientes y los plazos fijos.
Con un escenario de depósitos a corto plazo y a la vista, las posibilidades de obtener créditos de largo alcance como los que se necesitan para inversión en bienes de capital, son cada vez más acotadas.
"Este es un problema que no aparece con la crisis sino antes. La estabilidad de los depósitos es corta porque se colocan a corto plazo y las empresas necesitan plazos más largo para financiar inversiones", dijo Contino. "Sacando algunos casos como el Bice que tiene esa función no hay muchas entidades que lo hagan por un tema técnico", dijo agregó. Frente a esa necesidad insatisfecha muchas compañías buscan otros instrumentos como fideicomisos u obligaciones negociables en el marcado de capitales, una opción que también replicaronlos bancos con parte de sus carteras de préstamos.
Aún así, para el analista de Fundación Capital el escenario no es tan dramático. "Hay que decir también que las entidades extranjeras que se quedaron se consolidaron, hubo recapitalización genuina y un reposicionamiento para pelear liderazgo".
Frente a eso, se plantea un "escenario más balanceado, donde las distintas entidades pueden actuar en forma más armónica", dijo Rodríguez, lo que es caldo de cultivo de un gran potencial de negocios para los bancos, con lo cual "no se descarta que algunos inversores extranjeros se muestren nuevamente interesados", dijo el analista de Fundación Capital. Sin embargo, "consolidar un crecimiento macro estable" -según explicó Rodríguez, es la condición número uno. El resto viene por añadidura.
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En el 98 el 50% de la banca en Argentina era extranjera, ahora bajó a menos de un tercio.
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